Pocas personas conozco que hayan disfrutado haciendo reformas en casa, y menos aún cuando se trata de la cocina. Sea pequeña o grande, implica que vas a estar algunos días sin poder cocinar y, aunque no es lo más dramático del mundo, es un engorro. Por no hablar del dinero que hay que invertir.
Existen muchas soluciones para renovar la cocina sin obras, gastando un presupuesto decente e incluso haciéndolo tú mismo.
Cómo renovar la cocina sin obras molestas
No llames a ningún contratista ni te hagas con provisiones para los días en los que no puedas usar la cocina. Con estas soluciones puedes transformar casi por completo tu cocina sin tener que pedir licencia de obras al ayuntamiento:
Cambia las lámparas
De todas las opciones, probablemente esta es una de las más facilonas. Abre un catálogo de lámparas y deja que se haga la nueva luz en tu cocina. Tienes lámparas colgantes y focos empotrados, entre otras opciones.
Es importante que sepas el grado de luz natural que entra por las ventanas, o si es una cocina interior, el estilo de este espacio, los colores...
Incluso el tipo de bombilla que escojas es importante y puede cambiar el aspecto de este espacio de tu hogar. Tradicionalmente, las cocinas tienen luz blanca, que inconscientemente asociamos con espacios limpios pero fríos. Si quieres dar calidez, prueba con bombillas amarillas.
Pintura de pizarra en la cocina, el toque divertido
Anota la lista de la compra, los planes para el fin de semana, deja mensajes a tus compañeros de piso o saca tu vena más artística. Una pared con pintura de pizarra le da un aire completamente diferente a tu cocina y lo bueno es que estará siempre cambiando, aunque esto depende de ti y el uso que le des.
Tampoco es necesario que pintes una gran pared pero, si tu cocina es pequeña o tienes poca superficie para pintar, cuelga una pequeña pizarra en algún rincón y dale el mismo uso.
Cambia los muebles de cocina por fuera pero no por dentro
Tan solo con renovar las puertas del mobiliario tendrás la sensación de entrar en una cocina nueva. Incluso puedes hacer de lo que era un armario oscuro una vitrina para que tu vajilla luzca sin complejos. Si mantienes la estructura del interior de los muebles, ahorras dinero y no tienes que sacar todos los cacharros y recolocarlos, que eso siempre es un quebradero de cabeza.
Pintar los muebles y estrenar tiradores nuevos
Si los muebles de tu cocina fueron hechos a medida, cambiar los frentes puede salirte un poco más caro. Si prefieres ahorrar, la pintura va a ser tu gran aliada. Fíjate bien en que se pueda usar sobre el material de tu mobiliario, escoge un color para el esmalte para muebles y ponte manos a la no-obra.
También puedes combinar dos tonos de pintura, dando un color a los muebles que cuelgan de la pared y otro a los que descansan bajo las encimeras, por ejemplo. Un juego divertido y muy visual que llamará la atención de quienes visiten tu casa.
Y ya que estás, busca tiradores nuevos. Cambiar este pequeño detalle hace mucho más de lo que piensas en la estética de este espacio.
Las paredes tampoco se salvan, aunque el cambio será más evidente cuanta más pared tengas y esto no pasa siempre.
Y ojo, porque puedes pintar hasta la puerta. Sí, la de entrada y salida de la cocina. Con una pasada de pintura no solo das un nuevo aspecto a este espacio, sino que hacia fuera también lo proyectará.
¿Arrancar los azulejos? ¡Ni hablar!
Aunque te den ganas de arrancar los azulejos cuando se te queman las lentejas y así tener la excusa perfecta para renovarlos, no hace falta que lo hagas. Basta con darles un par de capas de pintura o empapelarlos.
Si optas por pintarlos, asegúrate de que usas un esmalte especial para azulejos, porque no vale cualquier pintura para ellos. Como siempre, atención a los colores que ya tienen tus muebles o el suelo para que tu cocina no termine pareciendo una guardería llena de colorines.
En el caso de empapelar los azulejos, existe papel pintado especial para cocinas que incorpora una capa de vinilo, gracias a la cual se aísla la humedad. Cuanto más grueso sea el papel, mayor resistencia. Y no te tienes que preocupar por cómo limpiarlo, ya que con pasar una bayeta húmeda es más que suficiente.
O tal vez tu cocina no tiene azulejos y precisamente añadirlos es el cambio que buscas. Para que sea algo rápido y sencillo, opta por los vinilos que los simulan (los hay con diferentes motivos e incluso algunos simulan piedra o ladrillo visto) y olvídate de llenar todo de polvo para poner unos de verdad. Mi recomendación es que los sitúes en el frente en el que tengas los fuegos, para proteger la pared de las inevitables salpicaduras cuando cocinamos.
Cuando hayas acabado, ¡no reconocerás tu cocina!
Estrena encimera y renueva la cocina sin obras
Este cambio puede hacerte gastar un poco más de dinero, pero también puede ser lo único que necesitas para la renovación. Piensa también que se trata de un gasto a largo plazo. Invertir en una buena encimera no solo transforma el aspecto de tu cocina, sino que puede durar décadas. Algunos tipos de encimeras son:
- Laminadas: Son aquellas sobre cuya superficie se coloca una lámina plástica. Esta puede ser de diferentes colores, imitar piedra, madera, etc. Su precio suele ser más bajo que las demás.
- De piedra natural: Granito, mármol o cuarzo son las piedras más usadas para las encimeras de piedra natural, que son elegantes, resistentes y muy duraderas pero hay que cuidarlas bien para que el paso del tiempo no se note.
- De piedra artificial: Estéticamente es igual a las anteriores. Se obtiene al mezclar piedra natural y resina, generalmente. Son una buena opción cuando queremos el efecto de la piedra pero no gastar tanto dinero.
- Madera: En las cocinas rústicas no puede faltar una encimera de madera. Es cálida, es bonita, aporta personalidad pero es delicada. Si se mancha hay que limpiarla rápidamente, puede agrietarse, no se pueden dejar sartenes u ollas calientes encima y hay que limpiarla cada día para que sea higiénica.
- Acero inoxidable: Son las más empleadas en las cocinas profesionales porque su limpieza y desinfección es sencillísima y lo soportan todo. Pero en los hogares quedan algo frías.
Si escoges una nueva encimera, tu cocina parecerá otra por completo.
Pequeños elementos decorativos para la cocina
A fin de cuentas, el gusto está en los detalles más pequeños. Cuelga cuadros con motivos gastronómicos en las paredes (pero sin caer en el típico bodegón de frutas, por favor). Puedes buscar láminas que te gusten y ponerles un bonito marco o comprarlos montados directamente. También un reloj puede darle otro aire, al igual que colocar plantas para darle un toque natural.
Hay otros pequeños elementos que son muy prácticos en una cocina pero también pueden ser parte de la decoración, como tarros, botellas, especieros, o los pequeños electrodomésticos tipo cafetera, tostadora, exprimidor... Si escoges un color que haga juego con la cocina y pones todos estos elementos en ese tono, el efecto quedará chulísimo. Con una cocina blanca, por ejemplo, es sencillo: el rojo o el azul turquesa serán perfectos.
Apliques una, dos o todas estas ideas, cada vez que entres en tu nueva cocina pensarás que te has equivocado de casa. ¡Garantizado!