Es uno de los grandes tesoros gastronómicos que nos brinda la naturaleza. Domesticadas hace más de 10 000 años, las gallinas nos proporcionan con sus huevos una fuente de proteínas de alto valor biológico que es un alimento perfecto.
El huevo es un alimento versátil y un auténtico comodín al que se puede acudir para redondear cualquier receta. Su consumo está tan extendido y su precio tan asequible que es también un ingrediente básico en la dieta de millones de personas en el mundo.
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En tortillas, escalfados, pasados por agua, en suflés, a baja temperatura o fritos, los huevos nos ofrecen otra enorme ventaja, se cocinan en un momento. Nuestras abuelas decían que si en una casa había patatas y huevos, no se pasaba hambre. Porque, además, para muchos los huevos fritos son casa, son el recuerdo de nuestras abuelas cuando, temerosas de dejarnos con hambre, se ofrecían a freírnos uno como extra. Quizá sea por eso que siento que casi cualquier cosa mejora con un huevo frito encima.
Los huevos fritos también son comida de grandes chefs y de muchos de ellos hemos aprendido sus técnicas para que salgan perfectos, sin que se peguen a la sartén ni se rompan y queden hinchados como un buñuelo delicioso rematado con una puntilla crujiente y con un relleno delicioso, la yema, esa salsa de la naturaleza que enriquece todo lo que toca.
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Cuál es la forma elegante de comer un huevo frito
Yo, lo reconozco, prefiero romper el huevo en trozos y mezclarlo todo con la yema. En otro equipo están los que prefieren hacer barquitos con la yema y después comerse la clara con sus puntillitas, que si el pan es bueno, mojarlo en esa salsa de dioses tampoco es mal plan. Ninguna de las dos formas hace gala de la pulcritud necesaria que exige el protocolo en la mesa.
La empresaria colombiana, Carmiña Villegas, experta en el arte de la mesa y con un perfil en Instagram, donde atesora 468 000 seguidores, comparte vídeos dando consejos sobre cómo decorar mesas de manera elegante y sobre cómo comportarse correctamente en ellas. Recientemente ha compartido un vídeo en el que explica cómo comerse un huevo frito de refinadas maneras y, tal como sospechaba, no es ni mojando pan ni haciendo un revoltillo.
La técnica para comer un huevo frito que sugiere esta experta en buenos modales en la mesa es la siguiente, lo primero que hay que hacer es, si se desea, salar el huevo. Ella afirma preferir la sal en escamas porque le gusta esa textura.
A continuación, usaremos el cuchillo para dar un corte a la yema en forma de cruz, pero sin embadurnar ni untar nada. Estos cortes nos servirán solo para abrir la yema y convertirla en una especie de salsera.
Finalmente, iremos cortando trozos de la clara haciendo uso del cuchillo y el tenedor y mojándolos en la yema antes de llevárnoslos a la boca.