¿Tortilla de patatas con cebolla o sin cebolla? ¿Muy hecha o poco hecha? Estas son algunas de las cuestiones que siempre pivotan en torno a este plato tan querido de la gastronomía española. En 2023, el CIS realizó una encuesta para tratar de conocer la opinión de los españoles al respecto. Los resultados mostraron que un 70'4% la prefiere con cebolla y que al 53'9% le gusta más poco hecha.
La tortilla poco hecha, al estilo Betanzos (aunque, ¡ojo!, esta nunca lleva cebolla), ha aumentado su popularidad en los últimos años, con templos donde degustarla tan increíbles como Taberna Pedraza en Madrid, o La Penela, con locales en A Coruña, Madrid, Barcelona, París y Bogotá.
Esta delicia requiere ingenio y no cualquiera puede lograr el punto de cocción necesario para conseguir esa jugosidad que la caracteriza. Pero aquí os traemos unos consejos que ha compartido un experto tortillero con los que podréis intentar elaborar en vuestra propia casa la perfecta tortilla poco hecha.
¿Cómo conseguir una tortilla de patatas poco hecha?
David Geli es un creador de contenidos que se presenta como "maestro tortillero" en sus redes sociales, en las que cuenta con miles de visualizaciones y seguidores. Y no es para menos: el joven suele compartir vídeos de diferentes tipos de recetas, pero sobre todo de tortillas, su especialidad, con las que se ha ganado esa fama de experto tortillero.
Sus tortillas se caracterizan por estar poco hechas y para su elaboración suele utilizar siempre patatas de la variedad Monalisa, las cuales corta con un grosor de 2 o 3 milímetros. También acostumbra a emplear aceite Arbequina porque, según explica, aporta cierto dulzor al plato.
Pero, ¿cómo logra esa jugosidad y ese puntito líquido que tanto gusta a sus followers? Tal y como cuenta Geli en uno de sus vídeos, lo principal y más importante es "controlar los fuegos". Para empezar, se enciende la vitro a una potencia 7 u 8 y se coloca la sartén con aceite.
Después se deja que se caliente durante dos minutos y, pasado ese tiempo, se echa la patata y el huevo. Aquí llega la parte más importante, el momento en el que, con el calor, se formará una leve capa, que es la que aguantará el huevo y la patata dentro.
Así pues, se deja freír por un lado unos 30 segundos (sí, sólo 30 segundos, aunque depende un poco del grosor) y, acto seguido, se le da la vuelta con un plato y se echa otra vez al fuego 20 segundos. Pasado ese tiempo, se cierra el fuego y se espera a que termine de hacerse tranquilamente con el calor residual. "Reposo", concluye David Geli, "la buena cocina" necesita siempre "reposo".