Las ollas y las sartenes de acero inoxidable son habituales en las cocinas de los restaurantes y cada vez lo son más en las casas. Los cocineros domésticos están dejando de utilizar el teflón o limitando mucho su uso en favor del menaje de hierro y acero inoxidable.
Son muchas las ventajas de estos materiales, tanto a la hora de cocinar como a nivel de salud, que están haciendo que ahora se vean mucho fuera de las cocinas profesionales. El acero inoxidable no reacciona con los alimentos -aunque algunas sales pueden dejar manchas blanquecinas que requieren un poco de estropajo- y es fácil de mantener porque no se oxida.
Una de estas ventajas frente al teflón es que podemos fregarla con cualquier estropajo, incluidos los famosos "nanas" de acero. Si algo se queda pegado a la sartén, podemos rascar todo lo que sea necesario para quitar la mancha. Esto, por un lado, bien, pero, por otro, ¿hay alguien que prefiera utilizar un "nanas" en vez de un estropajo más amigable? Yo desde luego que no.
Los estropajos de fibras de acero es cierto que son efectivos para rascar manchas muy incrustadas en el "culo" de las ollas o cuando algo se nos pega, pero, seamos sinceros, su uso es lo más incómodo que existe y hasta doloroso si no se tiene costumbre de fregar con guantes, pues los finos hilos metálicos a menudo producen cortes y arañazos en nuestra propia piel.
En las cocinas profesionales, en las que no se usan los "nanas" ya que pueden soltar fibras que podrían acabar contaminando la comida, se emplean otro tipo de estropajos mucho más cómodos de utilizar, más duraderos y algunos incluso más eficientes.
Los estropajos que se usan en las cocinas profesionales
El primero de estos estropajos es el estropajo de esmeril, que es una especie de "borrador" mágico recubierto de un material abrasivo con distintos grosores de grano. Su forma de paralelepípedo facilita el agarre y el núcleo flexible permite llegar a cualquier recoveco. Se utilizan para limpieza de cosas muy sucias, como ollas con grasa requemada u otras superficies de acero. Suelen ser de un solo uso.
La otra opción para dejar el menaje de acero ultrabrillante son las esponjas y los paños de alambre. Al contrario que los de esmeril, éstos duran muchísimo, se secan rapidísimo después de cada uso, minimizando la proliferación de bacterias. No dejan residuos y no nos arañan a nosotros incluso utilizándolos sin guantes. Ambos pueden utilizarse tanto en seco como en húmedo. No solo son más cómodos de usar, sino que también arrastran mejor la suciedad que el famoso "nanas" sin riesgo para nuestros dedos al no tener largos hilos de alambre con los que nos podamos cortar.