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La cebolla es una hortaliza ampliamente utilizada en la cocina española. Eso y su larga duración hacen que, con frecuencia, tengamos en casa bolsas con varias unidades para el uso en el día a día. De la misma manera, es fácil que, en algún momento, se nos quede alguna cebolla olvidada y, cuando vayamos a echar mano de ella, nos la encontremos con que se ha convertido en una especie de planta. 

Esta situación es, para algunos, un capricho del destino. Es, cuando menos, curioso, por no decir desesperante, que se nos mueran las plantas a las que dedicamos nuestra atención y, en cambio, el cesto de las cebollas se convierta en Jumanji él solo en cuanto le quitamos el ojo de encima.

Pero las preguntas que nos interesan son: ¿nos podemos comer esos brotes de la cebolla? ¿nos hará daño si nos comemos la cebolla a la que le han salido brotes? A diferencia de los brotes de las patatas que, aparte de ser tóxicos, son tan desagradables que a nadie se le ocurriría comérselos, los brotes de las cebollas tienen un aspecto que recuerdan a una cebolleta. No solo no son feos, sino que pueden parecer apetecibles. De ahí las dudas.

Por qué salen brotes en las cebollas

La respuesta corta es que esta etapa de germinación forma parte del ciclo de vida natural de la planta, pero, ya que estamos, vamos a desarrollarlo un poco más.

Las cebollas son bulbos y, como tales, están diseñadas para germinar y reproducirse. Independientemente de las condiciones de almacenamiento, cuando haya transcurrido el tiempo suficiente desde la recolección, la cebolla comenzará a brotar de manera natural. Es más, podría incluso llegar a florecer. La forma de almacenarlas sí va a influir en la cantidad de tiempo necesario para que esto pase.

  • Temperatura. Con temperaturas más cálidas (por encima de los 15 ºC), las probabilidades de una germinación temprana son más altas. Las temperaturas más frescas (por debajo de los 5 ºC) retrasan la aparición de brotes.
  • Humedad. Un exceso de humedad ambiental permite que las cebollas absorban agua, lo que favorece la brotación.
  • Luz. La exposición a luz solar directa también estimula el crecimiento de brotes.

Dependiendo de la variedad de que se trate, algunas cebollas tienen más tendencia a brotar pronto. Las cebollas dañadas o con cicatrices son más propensas a germinar más rápido.

¿Qué nos puede pasar si consumimos una cebolla con brotes?

En principio, con las cebollas no sucede lo mismo que con las patatas. Los brotes de las cebollas no supondrían un riesgo grave para la salud, aunque hay que tener en cuenta algunas cosas para entender mejor ese condicional.

La aparición de brotes en las cebollas es una señal inequívoca de que estamos ante una cebolla que ya es vieja y, por lo tanto, ya ha perdido casi toda su frescura. Aunque, intrínsecamente, los brotes no sean tóxicos ni pongan en peligro la salud si se consumen, el sabor de éstos y el de la propia cebolla, resulta más amargo y menos agradable que el de una cebolla fresca.

Los brotes crecen alimentándose de los azúcares y otros nutrientes que forman parte de la cebolla, por lo que, cuanto más desarrollado está el brote, peor calidad tendrá la cebolla. No solo tendrá menos nutrientes, sino que, además, su textura se volverá más blanda y menos apetecible.

Hay que tener especial cuidado cuando la cebolla entra en esta fase deterioro acelerado si la cebolla presenta signos evidentes de descomposición como manchas, moho u olores extraños. Todos estos son signos de la presencia de bacterias y toxinas que podrían causarnos problemas gastrointestinales.

¿Cómo retrasar la aparición de brotes en las cebollas?

Aunque no siempre podremos evitar la aparición de brotes en esta hortaliza, lo que sí podemos hacer es tener en cuenta una serie de observaciones a la hora de almacenarlas que permiten retrasar al máximo la aparición de éstos:

  • Almacenarlas en un lugar fresco y seco. La temperatura ideal para almacenar cebollas es entre 0-5 °C. Evitar el calor es clave, ya que las temperaturas más altas aceleran la germinación. Un lugar fresco, como un sótano, despensa o una zona ventilada lejos de fuentes de calor, es lo mejor. La nevera también hay que evitarla, pues la humedad en el interior de este electrodoméstico puede acelerar la brotación.

  • Evitar la exposición a la luz. Almacenar las cebollas en un lugar oscuro o con poca luz reduce las probabilidades de que comiencen a brotar. Si no se dispone de un sótano, una caja de cartón son ventilación puede ser una solución prácticamente al alcance de todos.

  • Evitar almacenarlas junto a otros vegetales. Al igual que las patatas, las cebollas son muy sensibles al gas etileno, por lo que deben guardarse lejos de otras frutas que emiten grandes cantidades de esta sustancia como plátanos o manzanas.

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