No tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que los aguacates han sido (y siguen siendo) uno de los alimentos más fotografiados durante la última década. Parece como si las redes sociales hubiesen nacido para compartir fotos del fruto del aguacatero en todas sus versiones.
Y tiene mérito, porque, a diferencia de otras frutas que, si están en mal estado, podemos verlo a simple vista, los aguacates, debido a su cáscara gruesa y resistente, puede parecer que están en perfectas condiciones y, en realidad, están para tirar.
Afortunado aquel que nunca haya ido a comprar aguacates y al llegar a su casa y abrirlo se haya encontrado con la pulpa llena de manchas marrones y hasta esos desagradables hilos que aparecen cuando el fruto ya está pasado.
Pero, igual que tenemos trucos para elegir bien los melones y las sandías sin tener que darles un corte para ver cómo están por dentro, también existe algún truco para saber si un aguacate está perfecto, digno de ser fotografiado, sin necesidad de abrirlo para comprobarlo.
Lo que se puede hacer para acertar a la hora de comprar aguacates lo cuenta en su cuenta de Instagram el frutero Jesús Cárdaba, al frente de la frutería Vitaminas en Madrid y conocido en las redes sociales como @fruterotiktokero.
El joven Cárdaba nos explica que, si al tocar con suavidad el aguacate, se nota como la piel está despegada de la carne, eso significa que puede entrar oxígeno y, por lo tanto, la pulpa estará oxidada y, al abrir el aguacate, nos encontraremos las indeseables manchas marrones que nos indican que esa pieza ha pasado a mejor vida.
Un buen aguacate, continúa el frutero, es aquel en el que, al presionar piel, la pulpa cede muy levemente, pero sin perder el contacto con la cáscara.
Los aguacates sin hueso que arrasan en Europa
Otra de las decepciones que nos solemos llevar al abrir un aguacate, incluso con aquellos que están en su punto óptimo de maduración y conservación, es comprobar que el hueso es enorme y la parte comestible muy escasa. Esto duele bastante, pues los aguacates no son precisamente baratos.
A no ser que nos hagamos con unos aguacates sin hueso que en su interior sólo contengan una deliciosa y carnosa pulpa dorada. Porque existen en la naturaleza, no son una variedad creada en laboratorio con modificaciones genéticas.
Los aguacates sin hueso son "hermanos" de los aguacates con hueso y nacen de los mismos árboles, la diferencia está en que, en su caso, el fruto no ha sido polinizado, por eso crece sin semillas. Durante mucho tiempo, estos aguacates sin hueso fueron descartados por entender la ausencia de semilla como una malformación y no se consideraban aptos para la venta por la simple cuestión estética, siendo un producto perfectamente comestible y con idénticas características organolépticas.
Esto cambió cuando Marks & Spencer, una cadena británica de supermercados se interesó por el producto y lo lanzó con una brillante campaña de marketing con el reclamo de que con estos aguacates no había peligro de cortarse la mano al retirar el hueso.