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Si aplicásemos las leyes de Murphy a la limpieza de la cocina, una de ellas tendría que advertirnos de que aquellos puntos donde a nosotros nos cuesta más llegar, son donde la suciedad lo tiene más fácil para entrar. Y no me refiero sólo a los sitios altos a los que no llegamos sin escaleras, en este grupo están también las esquinas en las que confluyen 3 superficies, pequeños espacios entre dos muebles adyacentes en las cocinas más antiguas...

A la hora de limpiar la cocina, yo desearía tener los gadgetobrazos del inspector Gadget para poder llegar a todos los rincones a los que no llego con la mopa y a esos recovecos inaccesibles en los que hace falta pasar el estropajo porque la mopa no es suficiente. Pero como una todavía no ha mutado a cyborg, me toca apañármelas como puedo.

Para llegar a las zonas difíciles de la cocina, el mercado nos ofrece distintas opciones donde elegir, plumeros telescópicos con mangos extensibles, mopas que giran más que Simone Biles haciendo triples mortales o aspiradores con una colección infinita de accesorios, pero puede que no tengamos ninguna de ellas o que, aún así, el recoveco se resista.

Nuestras abuelas lo resolvían envolviendo la escoba con un trapo que ataban con una cuerda y, con eso, y con eso limpiaban hasta donde llegaban. Hoy os traigo un truco basado en esta idea, pero en versión mejorada y para llegar a las esquinas de más difícil acceso, ya sea en las alturas o en el suelo, porque, con este pequeño, invento, se acabó el tener que agacharse a frotar con el estropajo las manchas que no salen con la fregona. Lo mejor de todo, no hacen falta ni gomas ni cuerdas para atar nada al palo de la escoba.

Un truco para frotar con el estropajo a distancia

Es algo tan simple que me da un poco de vergüenza contarlo, pero como dice La Vecina Rubia, compartir es de guapas, así que, por si a alguien no se le había ocurrido y sufre cada vez que tiene que lidiar con la limpieza de los rincones más altos de la cocina sin una buena escalera a mano, aquí os traigo la solución.

Sencillo pero efectivo

La imagen habla por sí sola, pero, para que no haya dudas, lo único que hay que hacer es dar un pequeño corte a un estropajo con ayuda de un cuchillo o unas tijeras tal como se ve en la foto para hacer un pequeño agujero por el que meteremos el palo de la escoba o de la mopa. Es mejor empezar con un agujero pequeño y, si es necesario, hacerlo más grande, porque la clave es que el palo que usemos quede bien embutido, sin holguras para que no se nos mueva el estropajo ni baile, ya que así lo controlaremos mejor y podremos hacer una limpieza más precisa.

Con este sencillo invento casero no solo podremos limpiar los rincones de la cocina con difícil acceso, sino que también podremos retirar la suciedad de otras zonas de la casa como marcos interiores de las ventanas y puertas, los rodapiés o, incluso, si el palo es lo suficientemente largo, los espacios que quedan entre las molduras del techo y las paredes.

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