Para poder alcanzar en la cocina el característico sabor de la cebolla caramelizada, muchas personas creen de forma errónea que es imprescindible añadir azúcar, pero la realidad es que los cocineros más expertos aseguran que no hace falta ni azúcar ni mantequilla para hacer la cebolla caramelizada perfecta, sin añadir calorías y siendo suficiente con aplicar un sencillo truco. El secreto para conseguir esta técnica reside en la paciencia y en el propio proceso natural de caramelización.
Hay que partir de la base que las cebollas ya contienen azúcares naturales que, cuando se cocinan de forma lenta, se liberan, lo que hace que adquieran ese sabor dulce y color dorado. Para conseguir un buen resultado es imprescindible la selección de unas cebollas de una buena calidad, siendo las amarillas una buena opción por ser muy equilibradas entre acidez y dulzura. Una vez que se han elegido, se deben cortar en juliana fina para asegurar una cocción uniforme.
Una vez que están cortadas, se debe calentar un poco de aceite de oliva en una sartén grande a un fuego medio-bajo, siendo aconsejable usar este aceite, puesto que es saludable y le aporta el toque de sabor ideal. Una vez que esté caliente, llegará la hora de agregar tanto las cebollas como una pizca de sal, que contribuye a reducir la humedad y favorece la caramelización.
Con todos los elementos ya incluidos, el truco consiste en cocinar las cebollas muy lentamente. Para ello hay que bajar el fuego al mínimo y remover de vez en cuando, un proceso que puede tardar entre 30 y 60 minutos, en función de la cantidad de cebollas y de la temperatura a la que esté el fuego.
Es imprescindible no tener prisa, ya que se trata de una receta que debe ser elaborada con paciencia, logrando de esta forma que las cebollas se cocinen en su propio jugo, lo que les permitirá adquirir su característico color marrón dorado. Si al prepararlas se aprecia que las cebollas comienzan a pegarse a la sartén, una forma de evitar que se quemen es añadir una cucharada de agua.
Con este pequeño truco se puede conseguir una cocción uniforme sin riesgo de amargor, además de aportar al plato toda la dulzura que ofrece la cebolla sin que resulte necesario agregar azúcar para poder alcanzar ese sabor dulce que tanto gusta.
La cebolla caramelizada sin azúcar es una opción muy sabrosa y más saludable que se puede añadir a una amplia cantidad y variedad de platos, que sirve tanto para acompañar carnes y pescados como para poder incluso dar el toque definitivo a una hamburguesa, a una ensalada o a una pizza. Además, tiene la ventaja de que combina a la perfección con varios tipos de queso, como el gorgonzola, el brie o el queso cheddar. Asimismo, su versatilidad hace que se puedan guardar en el refrigerador, permitiendo así agregarla a las comidas para conseguir un toque especial de sabor a otros platos, sin apenas esfuerzo.
Cebolla caramelizada: sabrosa y saludable
La cebolla caramelizada tiene tan buen sabor que se puede utilizar para prácticamente cualquier tipo de elaboración, ya sea como condimento, como guarnición, como ingrediente o simplemente colocado encima, lo que permite disfrutar de un nuevo sabor y apariencia de un mismo plato.
Sus posibilidades en la cocina, por lo tanto, son infinitas, siendo cada vez más habitual que sean parte de sándwiches, preparaciones de carne y pescado y de recetas vegetarianas, pero también en ensaladas, pastas, etcétera. De hecho, son tan sabrosas y útiles que aquellos que buscan disfrutar de más vegetales pueden incluirla en su alimentación, sobre todo en una dieta baja en sodio. También se pueden añadir a salsas, bruschetta, focaccia y tostadas, e incluso en tartas saladas, guisos, tortillas...
Más allá de su gran versatilidad, hay que tener en cuenta que la cebolla tiene casi todos los nutrientes que necesita el cuerpo. Incluye vitamina C, calcio, antioxidantes y fibra, además de ser baja en grasas y tener un bajo número de calorías. Compuesta en un 80% de agua, es de gran ayuda para prevenir diferentes enfermedades, como las siguientes:
- Osteoporosis: diferentes estudios han podido confirmar que gracias a un péptido que se llama BPC y que está presente en las cebollas, ayuda a prevenir esta enfermedad.
- Enfermedades cardiovasculares: su contenido en sulfuros y flavonoides como la quercetina, que también ayuda a reducir el colesterol, puede ayudar a la prevención de ataques cardíacos y otras enfermedades de tipo cardiovascular como la hipertensión y la arteriosclerosis.
- Diabetes: el disulfuro de propil alilo y el disulfuro de dialilo de las cebollas ayudan a reducir los niveles de azúcar en la sangre y a aumentar la producción de insulina y son más eficaces cuando se combinan con el ajo.
- Cáncer: los antioxidantes como el fenol y la quercetina se encuentran en las cebollas que ayudan a prevenir el cáncer, sobre todo en las zonas del cuello y la cabeza.
Estos son solo algunos de los beneficios de las cebollas, que deberían ser incluidas en la dieta diaria. Para la mayoría de los beneficios para la salud se deben consumir al menos una porción de cebolla al día, que es media taza. Sin embargo, tres o cuatro porciones podrían llevar a alcanzar la meta diaria. Además, una ventaja es que la mayoría de sus nutrientes no se ven afectados por la cocción.