Este será el tercer año que despida el año con las 12 uvas de la suerte. Mi tolerancia con la comida -para sorpresa de muchos que me conocen y saben que soy incapaz de mantener la boca cerrada- ha ido creciendo según me hacía mayor. Lo llaman madurar, también ocurre gastronómicamente, como podéis ver. Hasta mis 30, me han acompañado sorbitos de agua, pipas y Lacasitos, entre otras ocurrencias que iba encontrando por la cocina, o allá donde estuviera pasando la Nochevieja. A pocas horas de despedirlo, escribo estas líneas cuestionándome cuál debería ser la velocidad con la que este 2022 me las debería tomar.
Algo lejos desde donde me encuentro, los 323 habitantes de Bubión, un pueblo de la Alpujarra granadina, parece que ya lo han decidido. Ellos las quieren lentas. En el campanario de este pueblo la noche del 31 de diciembre, antes de medianoche, sonará una campanada cada 10 segundos para disfrutar, con calma, de las uvas de la suerte y dar la bienvenida al 2023 de una manera totalmente diferente. Esta vez en 120 segundos en lugar de 12. Y se podrá seguir desde su canal de Youtube.
Y es que en su última campaña la marca La Casera invita a convertir esta Nochevieja en la primera en la que nos tomemos las uvas despacio, con el simple y único objetivo de que aprendamos a vivir más despacio.
Esta Nochevieja, en lugar de tomarnos una uva por cada campanada que marque el reloj de la Puerta del Sol, lo que sugieren es que nos tomemos una uva cada diez segundos. Esto, al margen de que el INE publique un menor número de atragantamientos por uva esta noche, nos deja en una tesitura, en realidad varías.
La tradición de la que ya formo parte se originó allá por 1895, pero no se instauró hasta 1903. Se invitaba a tomar 12 uvas por los 12 meses del año, algo que, dicen, conduce a la buena suerte y prosperidad. Al parecer, los excedentes de la cosecha alicantina llevaron a los viticultores a incrementar las ventas de uva con una innovadora campaña de Navidad.Y es así, como la variedad de uva blanca Aledo se convirtió en sinónimo de Nochevieja. El marketing, amigos. Sin embargo, algunos documentos sitúan esta práctica ya en 1800 como acción satírica y de protesta.
Sea como fuera, esta tradición ahora ha querido ser usada como metáfora para replantearnos el ritmo al que vivimos las cosas. Las prisas se convirtieron hace tiempo parte de nuestro día a día; hubo un lapsus llamado confinamiento en el que nos creímos que saldríamos mejores, que calmaríamos el paso. Creíamos. Según indican desde La Casera, “los últimos estudios reflejan que 9 de cada 10 españoles han sufrido estrés en el último año” y por eso, la marca de alimentación y bebidas, colabora con Cittaslow, una asociación de municipios que promueve un estilo de vida relajado, lento y respetuoso con el medio ambiente y las necesidades de la población, surgida en octubre de 1999 en Italia para respaldar la filosofía Slow Food de Carlo Petrini.
Más allá de que esto se quede en otro slogan made by Mr.Wonderful, es una nueva oportunidad para que no se nos atragante el año, ni la vida, como nos podría ocurrir con las uvas por tanto correr. Yo me aferro más a 'formas de vida' que nos ayuden a disfrutarla con pausa. A intentar que desde mañana, 1 de enero, frases como: 'dedicaré el tiempo que se merecen a mis desayunos'; 'no regalaré minutos de mi descanso para comer a nadie'; 'compraré de manera consciente, valorando el tiempo que ha dedicado cada persona para que yo pueda formar parte de la experiencia'; y otras cuantas más que reservo para mí.
En fin, una nueva llamadita de atención a que le pongamos un filtro más lento a nuestros días y que el estrés no se apodere de ellos. Quizás sea este el momento.