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Habitualmente los niños no son demasiado amigos de las verduras, aunque también les sucede a muchos adultos, lo que se convierte en un problema de alimentación al tratarse de alimentos necesarios para mantener una dieta sana y equilibrada. Además, hay que tener en cuenta que siempre es posible encontrar recetas con verduras que se adapten a nuestros gustos y necesidades.
Para poder disfrutar de ellas de la mejor manera posible, podemos recurrir a diferentes elaboraciones, entre las que se encuentra el calabacín gratinado, una receta barata y sencilla capaz de conquistar hasta a quienes odian la verdura, por lo que debes darle una oportunidad.
Ingredientes del calabacín gratinado
- 1 calabacín grande
- 20 gramos de queso parmesano rallado
- 1 huevo
- Una pizca de ajo en polvo
- Pimienta
- Sal
- Nuez moscada
- Aceite de oliva
Paso 1
Lava el calabacín y córtalo en rodajas finas. Coloca las rodajas en un plato apto para microondas.
Paso 2
En un bol pequeño, bate el huevo y mezcla con la nata, sal, pimienta y una pizca de ajo en polvo.
Paso 3
Añade un poco de aceite de oliva sobre las rodajas de calabacín y vierte la mezcla de huevo y nata sobre ellas. Espolvorea el queso parmesano por encima.
Paso 4
Cocina en el microondas a máxima potencia durante 5-6 minutos. Si tu microondas tiene función de grill, usa esa función durante los últimos 2 minutos para dorar el queso.
Beneficios para la salud del calabacín
El calabacín es una hortaliza que se cultiva en todas las regiones cálidas del planeta. De forma alargada y esférica, destaca, como todas las hortalizas, por su gran contenido en agua, seguido de hidratos de carbono y fibra. Su aporte de fibra es moderado y de tipo soluble, además de ser rica en vitaminas antioxidantes como la vitamina C y en vitaminas del complejo B, destacando especialmente los folatos. También cuenta con minerales como el potasio y el fósforo, además de hierro o magnesio, entre otros.
Gracias a su composición nutricional, sus principales beneficios para la salud son los siguientes:
- Reducción y control de peso: gracias a su bajo contenido calórico, se trata de un alimento perfecto para utilizar en las dietas hipocalóricas y en dietas enfocadas a mantener el peso. Además, su alto contenido en agua lo hace ser un alimento muy hidratante.
- Prevención de enfermedades: como ocurre con otras muchas hortalizas y verduras, el calabacín es una buena fuente de antioxidantes, sobre todo cuando se toma en crudo. Los antioxidantes ayudan a combatir los radicales libres que dañan el organismo al alterar el ADN de genes, grasas y proteínas. Sus bajos niveles de antioxidantes son precursores de algunas enfermedades cardiovasculares o el cáncer.
- Estreñimiento: los alimentos ricos en fibra ayudan a favorecer el tránsito intestinal y las enfermedades relacionadas, como diverticulitis, hernia de hiato, hemorroides o algún tipo de cáncer de intestino grueso.
- Diurético: el calabacín, que es rico en potasio y agua, y pobre en sodio, favorece la eliminación de líquidos del organismo, por lo que es beneficioso en el caso de sufrir cálculos renales, retención de líquidos o hipertensión, entre otros.
- Mejora las digestiones: gracias a su contenido en mucílagos (fibra soluble), suaviza el aparato digestivo y desinflama la mucosa digestiva e intestinal, siendo especialmente recomendada para personas con problemas de gastritis.
Para aprovechar al máximo todas sus propiedades es mejor no pelar los calabacines, y en el caso de que se cueza, es aconsejable no tirar el agua resultante. Esta agua se puede reutilizar para hacer sopas o cremas, dado que una buena proporción de las vitaminas contenidas en la piel del calabacín se disuelven en el agua. Muchos expertos consideran que la mejor forma de comer el calabacín, sobre todo el tierno de pequeño tamaño, es crudo o con un ligero golpe de vapor.
Para ello, una vez que están lavados, se puede rallar finamente o bien pasarlos por un espirilizador que lo convierte en espaguetis vegetales. Las flores del calabacín, por su parte, tienen un sabor dulce con una nota amarga, y se pueden consumir crudas en ensaladas, cocidas al vapor con otras verduras, fritas o rebozadas. En el frigorífico es mejor conservar los calabacines en el verdulero, en el que se podrán mantener en perfecto estado durante 3-4 días. A partir de que hayan pasado esos días pasará a tener una textura algo flácida, aunque aún podrá ser apto para su consumo.
El calabacín es una hortaliza muy versátil que se puede consumir de una infinidad de formas diferentes, ya sea cruda o cocinada. En crudo se puede añadir a láminas en ensaladas o preparando un carpaccio, mientras que cocinado admite muchas cocciones, siendo ingrediente principal en purés, cremas y pistos. Se puede hacer frito, rehogado, cocido, asado, salteado…, y puede convertirse en el acompañamiento perfecto de pescados, carnes o incluso como ingrediente de tortillas.