A medida que avanzan los días en el calendario de otoño, si seguimos pasando las hojas de la temporada de frutas y hortilizas, tras la marcha de una de las frutas más queridas que trae el verano y que comienza a despedirse con su ocaso —el higo—, llega el caqui.
De color anaranjado, sabor dulce y pulpa carnosa el caqui es un fruta con un alto valor nutricional, además de un alto contenido de agua, lo que lo convierte en un aliado perfecto para nuestra salud al que aferrarse los durante los meses que disponemos de él: normalmente, de octubre a diciembre.
También conocido como persimón o palosanto, su origen se traslada hasta China y Japón, país donde se conoce como la 'fruta del fuego divino'. Aunque a España llegó como árbol ornamental allá por el siglo XVII, sus usos han evolucionado con el paso del tiempo y hoy, regiones como la Comunidad Valenciana, apuestan por su cultivo. De hecho, están ocupando el terreno que anteriormente ocuparon naranjos y que han sido deshechados por su baja rentabilidad.
Aunque en los países asiáticos cultivan hasta casi 900 variedades diferentes, en el nuestro no han proliferado tantas. Se podrían clasificar en dos grupos que a su vez se dividen en numerosas variedades: astringente y no astringente, una de sus características más señaladas y que no pasan desaperecibidas cuando se les hinca el diente. Si bien es verdad que al más duro y astringente se le denomina persimón, no deja de ser la misma fruta.
Hechas ya las presentaciones, llega el momento de cocinar y convertirlo en protagonista de recetas saludables teniendo en cuenta su valor nutricional. Existen muchas maneras de incorporar esta fruta a nuestro día a día. Además de consumirlo en fresco como una pieza de fruta cualquiera, se puede incorporar a sencillas ensaladas o ser el ingrediente perfecto de muchas tartas. Se puede deshidratar en el horno para mezclarlo con granola casera. Incluso asado para que saque sus azúcares y dulzor, se puede añadir a una simple crema de verduras.
También se puede convertir en flan. Sí, has oído bien, flan. Se trata de una de las últimas recetas que ha compartido la cordobesa detrás del perfíl @lagloriavegana. Su cuenta de Instagram es un "espacio encontrarás una gran selección de recetas 100% vegetales. Mi intención no es convencerte de que te hagas vegana o vegetariana, sino darte una infinidad de opciones divertidas, fáciles y muy sabrosas para que, poco a poco, puedas ir reduciendo el consumo de alimentos de origen animal". Para ejemplo: el flan de caqui que prepara con tan solo dos ingredientes.
Cómo preparar un flan de chocolate vegano
Explica su autora que la receta, "realmente no tiene mucha historia y tampoco es ninguna novedad (se hizo viral hace unos años)", a pesar de ello no duda en rescatarla dada no solo su efectividad sino también su facilidad, que se resume en dos sencillos pasos. Advierte, por otra parte, que "no se necesita ningún endulzante extra ni ningún gelificante, ya que tan solo con esto ya conseguimos textura de flan y sabor a chocolate. Yo he obtenido la textura del vídeo con 10 min de congelador"
En este caso los caquis contienen un alto número de mucílagos —sustancia—, que añadiendo el cacao coge densidad, aún así su textura final dependerá también del nivel de maduración de los caquis, quedando más o menos cuajada.
Ingredientes
- Caquis maduros, dos
- Cacao en polvo, dos cdas.
Paso 1
Su elaboración no tiene mayor misterio que comenzar pelando los caquis maduros, para después cortarlos en trozos, quedándonos solo con la pulpa.
Paso 2
En un recipiente o vaso medidor, vertemos los trozos del caqui, añadimos las dos cucharadas de cacao y trituramos —se puede hacer con batidora de mano—.
Paso 3
Una vez se consiga una mezcla homogénea, la volcamos en moldes de flan y enfriamos. Bastará con 10 minutos de congelador.