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El recetario clásico español cuenta con un buen número de recetas surgidas de la necesidad de aprovechar al máximo los recursos, no solo reutilizando las sobras para preparar platos tan conocidos como la ropa vieja o las croquetas, sino también haciendo brillar a los ingredientes más económicos que pueden convertirse en verdaderos manjares.
Ejemplo de esto último son las patatas a la importancia, un plato original de Palencia que es popular en la cocina castellano-leonesa. Una receta humilde, nacida en tiempos en que la carne era escasa o demasiado cara y en las casas se necesitaban soluciones nutritivas y económicas. Las patatas, ingrediente básico y asequible, son el centro de este plato. Se empanan y fríen para después ser guisadas en un caldo con ajo y perejil. El resultado es un plato delicioso y muy reconfortante para esta época del año.
Por eso las abuelas y bisabuelas que vivieron la guerra decían que habiendo huevos y patatas en una casa no se pasaba hambre y, tal vez sea por eso que, ahora con más para elegir, las patatas con huevos en todas sus versiones nos saben a hogar y nos reconcilian un poco con la vida.
Nutritivas y excelentes como guarnición
Las patatas a la importancia son un plato con una alta densidad calórica, pues el principal macronutriente que aportan son carbohidratos complejos que proporcionan energía sostenida. Esto hace que sea un plato adecuado para recuperar fuerzas a la hora de la comida en días de mucho ajetreo.
Aunque el plato involucra una fritura, no es un plato que aporte una elevadísima cantidad de grasa y, menos aún si esta se realiza con una freidora de aire o en el horno. Una ración de 250 g de este plato aporta unas 380 calorías.
Las patatas a la importancia llevan huevo, aunque éste se emplea solo para rebozar y no se usa mucha cantidad, así que el aporte proteico del plato es algo reducido, por eso, esta receta es perfecta como acompañamiento de algún alimento rico en proteínas como un filete o chuleta de carne, un trozo de pollo asado o algún pescado. Si queremos servirlo como plato único, pero también aumentar la cantidad de proteínas, se pueden incorporar unos huevos duros picados a la salsa en el último momento.
Ingredientes para hacer patatas a la importancia
- Patatas, 500 g
- Huevos, 2 ud
- Cebolla, 1 ud
- Ajo, 2 dientes
- Vino blanco, 1/2 vaso
- Azafrán, unas 20 hebras
- Caldo de pollo o de verduras, 500 ml
- Aceite de oliva virgen extra, 2 cucharadas
- Aceite para freír, cantidad suficiente
- Harina, para rebozar
- Perejil fresco picado
- Sal, al gusto
- Pimienta negra, al gusto
Paso 1
Pelamos las patatas y las cortamos en rodajas de aproximadamente 1 cm de grosor. Es importante que todas tengan un grosor similar para que se cocinen de manera uniforme.
Paso 2
Sazonamos las rodajas de patata con sal y pimienta por ambos lados.
Paso 3
Pasamos cada una de las rodajas de patata por harina, cubriéndolas completamente, sacudimos el exceso y las pasamos por los huevos batidos para rebozarlas bien.
Paso 4
Calentamos el aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio-alto. Freímos las patatas rebozadas hasta que estén doradas por ambos lados, aproximadamente 2-3 minutos por lado. Luego, las retiramos y las reservamos en un colador o sobre una rejilla para retirar el exceso de aceite.
Paso 5
Picamos finamente la cebolla y el ajo. En una cazuela amplia, ponemos un par de cucharadas de aceite de oliva virgen extra y calentamos a fuego medio.
Paso 6
Añadimos la cebolla picada a la cazuela y la cocinamos hasta que esté transparente, removiendo de vez en cuando para que no se queme. A continuación, agregamos el ajo picado y lo salteamos durante unos minutos más hasta que ambos estén bien dorados.
Paso 7
Incorporamos el vino blanco a la cazuela y subimos el fuego para que se evapore el alcohol. Cocinamos el conjunto durante unos 2 minutos.
Paso 8
Reservamos un poco de caldo y añadimos el resto a la cazuela. Meneamos un poco y esperamos a que el caldo empiece a hervir. Mientras tanto trituramos el azafrán en un mortero hasta convertirlo en polvo y lo disolvemos en el caldo que tenemos reservado.
Paso 9
Colocamos las rodajas de patata fritas en la cazuela, acomodándolas para que queden cubiertas por el caldo y añadimos el azafrán disuelto. Meneamos un poco la cazuela para que se integre con el resto del caldo, pero teniendo cuidado de no romper las patatas.
Paso 10
Bajamos el fuego a medio-bajo y cocinamos durante 20-25 minutos, o hasta que las patatas estén tiernas y el caldo se haya reducido, formando una salsa espesa.
Paso 11
Probamos el punto de sal y ajustamos si es necesario. Dejamos reposar unos minutos antes de servir para que los sabores se integren.
Paso 12
Servimos las patatas a la importancia acompañadas de su salsa y decoradas con un poco de perejil fresco.
Otros platos típicos de la cocina de Castilla y León
- Lechazo asado. Cordero lechal asado en horno de leña, uno de los platos más emblemáticos de la región, especialmente en Palencia y Segovia. Se cocina lentamente en grandes hornos de leña hasta que la carne queda tierna y jugosa.
- Sopa castellana. Una sopa contundente a base de pan, ajo, pimentón y caldo, a menudo enriquecida con huevo y jamón. Es ideal para los días fríos y muy popular en toda Castilla y León. Cocina de aprovechamiento en grado máximo.
- Morcilla de Burgos. Morcilla elaborada con arroz, cebolla, manteca y sangre de cerdo, típica de Burgos, pero muy consumida en toda la región.
- Cocido maragato. Este cocido es especial porque se sirve "al revés", en orden inverso: primero las carnes, luego los garbanzos y, finalmente, la sopa. Es típico de la comarca de Maragatería, en León.
- Judiones de la Granja. Un guiso elaborado con judiones, un tipo de alubia de gran tamaño y textura mantecosa, acompañadas de embutidos y carnes. Es típico de Segovia y es un plato contundente y lleno de sabor.
- Hornazo. Empanada rellena de chorizo, lomo, jamón y, en algunas variantes, huevo duro. Es muy popular en Salamanca y se consume, principalmente, el lunes de Aguas, como parte de las celebraciones de la Semana Santa salmantina.
- Botillo del Bierzo. Embutido ahumado y curado relleno de carnes de cerdo adobadas, típico de la comarca de El Bierzo, en León. Suele cocinarse con verduras y patatas.
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