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Las berenjenas asadas son un ingrediente versátil que puede enriquecer todo tipo de recetas, desde patés y cremas hasta salsas y dips de diversas cocinas del mundo. Su carne melosa es la base de platos conocidos como el baba ganoush o la ensalada griega melitzanosalata, y permite combinarse con muchos aderezos.
Más allá de los ingredientes habituales que aportan un toque especiado o picante, existe uno menos común en España que puede hacer que las berenjenas asadas resulten excepcionalmente deliciosas: la mantequilla. Este ingrediente lácteo mejora notablemente la textura y el sabor de la berenjena, dándole un acabado sedoso.
Este truco fue dado a conocer por la cocinera ucraniana Olia Hercules, quien promueve la cocina tradicional de su país. En Europa del Este, donde las verduras de temporada son aprovechadas al máximo, la mantequilla es clave para transformar la berenjena en un plato rico y lleno de sabor.
Ingredientes para las berenjenas asadas
- Berenjenas grandes (cantidad según el número de porciones deseadas)
- 1 ½ cucharada de mantequilla por cada berenjena grande
- Sal y pimienta al gusto
- Hierbas frescas picadas (al gusto, como perejil, cilantro o albahaca)
Paso 1
Asa las berenjenas enteras sobre brasas o fuego directo hasta que la piel esté negra y el interior, tierno. También puedes asarlas en el horno a alta temperatura hasta que colapsen y queden muy blandas por dentro. Si necesitas una opción rápida, también es posible asarlas en el microondas.
Paso 2
Una vez asadas, recoge los jugos que suelten, retira la piel y machaca la carne.
Paso 3
Añade la porción de mantequilla (aproximadamente 1 ½ cucharada por berenjena) a la carne de berenjena mientras aún está caliente, permitiendo que se derrita y se mezcle bien.
Paso 4
Agrega sal, pimienta y las hierbas frescas picadas al gusto para realzar el sabor.
Berenjena, una hortaliza con muchos beneficios
La berenjena es una hortaliza que goza de una gran popularidad en la cocina española, y aunque sus orígenes se remontan a Asia, ha conseguido expandirse por todo el planeta gracias a sus excelentes propiedades y su gran versatilidad en la cocina, pero también por sus numerosos beneficios para la salud.
En España las variedades de berenjena más comunes son la berenjena rayada, la berenjena redonda, la berenjena negra de huevo, la berenjena mini y la berenjena blanca, contando cada una de ellas con su propia textura y sabor, siendo este uno de los motivos por los que conviene conocerlas bien para poder sacarles el máximo partido.
La berenjena es una hortaliza altamente nutritiva gracias a su contenido en agua, vitaminas, minerales y especialmente rica en fibra, que hacen que su consumo regular tenga muchos beneficios para la salud. De hecho, los expertos la recomiendan para quienes padecen de problemas de digestión, destacando por ser rica en antioxidantes y baja en calorías.
Gracias a que un 92% de su contenido es agua, la berenjena ayuda a mantener el peso, además de prevenir el envejecimiento gracias a su alto contenido en antioxidantes, a lo que hay que sumar su contribución para reducir el colesterol, ya que sus flavonoides ayudan a mantener el colesterol dentro de los márgenes adecuados.
Por otro lado, ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares, protegiendo el corazón gracias a sus vitaminas B y C, potasio, fibra y flavonoides, además de tener beneficios sobre el cerebro por el contenido de magnesio, nasunina y vitaminas B1 y B6. También ayudan a mantener en buen estado los riñones, dado que su alto contenido en potasio y su bajo nivel de socio hacen que estos órganos funcionen mejor.
Igualmente, cabe destacar que la berenjena mejora la flora bacteriana por su contenido en fibra; ayuda fortalecer los huesos por su aporte en minerales como el fósforo, el magnesio y el calcio; y también cuida la piel y el cabello. Sus propiedades la hacen ser muy recomendada para incorporar en la dieta de personas diabéticas, al contener muy pocos carbohidratos.
Por todos estos beneficios, conviene tenerla muy presente en la dieta, si bien hay que tener claro que no se debe comer cruda, pues contiene sustancias tóxicas que se consiguen eliminar en el momento de cocinarla. También es recomendable no pelarla, ya que en la piel contiene nutrientes importantes.