Recientemente tuve una inesperada visita familiar. Mi madre se acercó desde mi querida isla, Ibiza, para darme una sorpresa y pasar un fin de semana juntos por la gran urbe. Por si fuera poco, ebrio de felicidad ante su llegada, coronó su aparición con un grandioso y redondo pà eivissenc, hecho artesanalmente por un amigo de la familia que es pastelero y panadero, cocido con habilidad y afecto en un rústico horno de piedra y aromatizado con anís de la propia isla.
Rápidamente, intentando no resbalar con mis propias babas ante semejante obsequio gastronómico, compré un par de tomates frescos y un trozo de queso curado. El resto lo hizo un buen aceite virgen extra y una pizca de sal.
Preparación:
Cortamos el pan en rebanadas y las ponemos en un tostador para que salgan crujientes. A continuación, mientras se tuestan al gusto, cortamos las lonchas de queso y rallamos el tomate. No es necesario rallarlo, pero así aprovechamos al máximo el zumo que contenga.
Una vez tostado el pan, vertemos el tomate por encima. En caso de no haberlo rallado, restregamos bien el jugo por toda la superficie. Añadimos un buen chorro de aceite, que el pan lo absorba, y luego una pizca de sal. Cubrimos con las lonchas de queso y listo.
Resultado:
No tenéis ninguna excusa para saltaros este sencillísimo y elemental plato que tanto sirve para desayunar, comer ligero, merendar, picotear o cenar.
Obviamente, podemos poner lo que queramos sobre el pan, pero lo más típico en Ibiza es servirlo con queso de Maó, tierno e intenso en sabor, Jamón serrano, en cortes muy finos, incluso Butifarra y Sobrasada frita de matanzas. Y para acompañar todo, unas buenas aceitunas y una dulzona copita de Herbes con hielo, un licor autóctono. Si algún día viajáis a la isla, os recomiendo gratamente su gastronomía y su turismo rural, pero, mientras tanto, podéis conformaros con un pan de pueblo en alguna panadería de confianza, porque ya os digo que como éste, pocos probaréis.
Bon profit!
Tiempo: 5 minutos
Dificultad: 1/4
Digestión: 2/4
Precio: 3€ (dos personas)