La panna cotta es uno de esos postres que, al menos en España, cuando uno los ve en la carta de un restaurante siempre llama la atención. Un flan de nata sin huevo que debe ser sedoso y tembloroso. Su preparación es relativamente sencilla y lo importante es sólo conseguir una buena nata y una proporción adecuada de gelatina en la receta. Ni mucha para que no se quede dura ni poca para que cuaje.  

No es, claramente, una receta típica de aquí sino que en España la hemos adoptado de buen ver desde Italia ya que es un postre humilde y a la vez delicioso. La panna cotta, muy típica del Piamonte italiano, por lo general, es un postre hecho a base de nata, azúcar y gelatina. Para que nos entiendan, es una especie de flan mucho más lácteo y de textura muy cremosa. Literalmente panna cotta significa “nata cocida”, ya que originalmente no llevaba gelatina y se utilizaba huevo para cuajarlo acercándolo y alejándolo del calor.

En este caso, nos hemos liado la manta a la cabeza y nuestra panna cotta es salada de queso manchego, pesto y tomate se va a convertir en el entrante ideal de estas fiestas. Fácil de hacer, perfecto para dejar preparado con antelación y realmente sorprendente.

Utilizamos para ello una mermelada de tomate en la base, encima la mezcla de nata y para terminar un poco de pesto tradicional o también podríamos añadir, en temporada, un poco de trufa negra para que brille aún más como hacen en restaurantes de la talla de La Tasquita de Enfrente, donde han creado casi una peregrinación para probar este postre a medio camino entre lo dulce y lo salado. 

Lo bueno de recetas así es que pueden elaborarse según el antojo que tenga cada uno: con frutos rojos, de vainilla, de té matcha o, para sorprender en estas navidades, de turrón. Como en otras tantas recetas que admiten una multitud de ingredientes, el único límite a la preparación es la imaginación. ¡Ah, y se pueden congelar! En este caso, la mermelada de tomate puede ser casera o comprada igual que el pesto de albahaca y piñones. Más fácil, imposible. 

Cómo hacer panna cotta salada de queso

Paso 7

Ingredientes

  • Nata para montar, 400 ml
  • Queso manchego sin corteza, 150 g
  • Sal y pimienta negra, al gusto
  • Hojas de gelatina neutra, 2 ud
  • Mermelada de tomate, 4 cucharadas
  • Pesto, 4 cucharaditas

Paso 1

Infusionar el queso dentro de la nata y remojar la gelatina en agua muy fría.

Paso 2

Triturar la mezcla completamente.

Paso 3

Volver a calentar y derretir ahí la gelatina, poner a punto de sal y pimienta negra.

Paso 4

Preparar unos vasitos con la mermelada de tomate en el fondo y encima la mezcla de nata y queso.

Paso 1

Lo primero que haremos será infusionar la nata con el queso, para que ésta adquiera todo el sabor del mismo. Os recomiendo usar un queso manchego curado para dar más carácter a la preparación. Calentar en un cazo la nata con el queso y, cuando rompa a hervir, apagar el fuego y tapar con un papel film. Dejar reposar 30 minutos. 

Paso 2

Poner las hojas de gelatina a remojar en agua muy fría, o añadiendo un hielo, durante 10 minutos. 

Paso 3

Triturar toda la mezcla de la nata y el queso, poner a punto de sal y de pimienta negra y, si quedasen grumos, colar. 

Paso 4

Volver a calentar la preparación a fuego suave y, cuando rompa a hervir, escurrir muy bien la gelatina e incorporarla. Mezclar bien para que la gelatina se derrita completamente. 

Paso 5

Rellenar los vasitos o flaneras con una base de mermelada de tomate y cubrir por encima con la mezcla de la panna cotta de queso manchego. Tapar con un papel film y llevar a la nevera por lo menos 12 horas. 

Paso 6

A la hora de servir os recomiendo darle un golpe ligero de calor en el microondas, 10 segundos, para que se atempere. Terminar por encima con la cucharadita de pesto. 

Trucos y sugerencias

Recomendar a los comensales que cojan desde abajo hasta arriba para mezclar todos los ingredientes de la receta. Es una combinación fantástica que nos recordará ligeramente a la ensalada caprese pero en otra versión; perfecta para dejar hecha con antelación además.