No se concibe un verano en el sur sin salmorejo, sin porra antequerana, que podría ser su predecesora, sin gazpacho, , sin pipirrana de Jaén, sin mazamorra o sin el delicioso ajoblanco malagueño que os traemos hoy.

El ajoblanco es una sopa humilde y muy fácil de preparar que nunca debería faltar en ningún recetario de recetas fáciles para verano. No requiere de ninguna destreza especial en la cocina ni el uso de fuego, por lo que es algo que prácticamente puede prepararse en cualquier sitio. Solo hace falta una batidora potente -mejor si es de vaso americano- o un procesador de alimentos o robot de cocina cuanto más potente mejor y un colador de malla fina para que la textura quede espectacular.

En su preparación podríamos prescindir de la miga de pan, que hace que la sopa tenga una consistencia más espesa y cremosa, como podría ser la de una Vichyssoise, pero también aumenta la carga de carbohidratos. En este caso, utilizaríamos también menos agua.

Cómo hacer ajoblanco

Ajoblanco malagueño

Ingredientes

  • Almendra cruda, 150 g
  • Ajo, 1 diente (sin el germen)
  • Miga de pan, 100 g
  • Agua, 500 ml
  • Vinagre de Jerez, 30 ml
  • Aceite de oliva virgen extra, 80 ml
  • Sal, al gusto
  • Uvas, para servir

Paso 1

Rompemos la miga de pan en trozos y la ponemos a remojo en un bol con agua durante unos 15 o 20 minutos. Cuando esté bien hidratada, la sacamos del agua, la escurrimos bien y reservamos.

Paso 2

En el vaso de una batidora -preferiblemente de vaso americano- o en un procesador de alimentos, ponemos las almendras crudas peladas, el diente de ajo sin el germen, la miga de pan bien escurrida, el vinagre, la sal y un tercio de los 500 ml de agua. Batimos hasta que tenga un aspecto homogéneo.

Paso 3

Pasamos esta mezcla por un colador, limpiamos el vaso de la batidora y la devolvemos al vaso completamente limpio. Añadimos otro tercio de agua y batimos hasta que se integre, después añadimos el aceite en forma de hilo sin parar de batir a potencia media-alta para que se emulsione la mezcla. Finalmente, y sin dejar de batir aún, vamos añadiendo poco a poco el agua restante hasta conseguir una textura a nuestro gusto, pues hay quien lo prefiere más denso, como una crema, y quien lo prefiere más líquido, casi para beber. Cuando esté listo, lo reservamos bien tapado en la nevera.

Paso 4

Para servir, repartimos el ajo blanco en platos hondos o boles y decoramos con unas cuantas uvas enteras. Si no tenemos uvas, podemos poner unos trocitos de manzana o de melón. También podríamos añadir algunas almendras laminadas y un hilo de aceite de oliva virgen extra.

Paso 1

Rompemos la miga de pan en trozos y la ponemos a remojo en un bol con agua durante unos 15 o 20 minutos. Cuando esté bien hidratada, la sacamos del agua, la escurrimos bien y reservamos.

Paso 2

En el vaso de una batidora -preferiblemente de vaso americano- o en un procesador de alimentos, ponemos las almendras crudas peladas, el diente de ajo sin el germen, la miga de pan bien escurrida, el vinagre, la sal y un tercio de los 500 ml de agua. Batimos hasta que tenga un aspecto homogéneo.

Paso 3

Pasamos esta mezcla por un colador, limpiamos el vaso de la batidora y la devolvemos al vaso completamente limpio. Añadimos otro tercio de agua y batimos hasta que se integre, después añadimos el aceite en forma de hilo sin parar de batir a potencia media-alta para que se emulsione la mezcla.

Paso 4

Finalmente, y sin dejar de batir aún, vamos añadiendo poco a poco el agua restante hasta conseguir una textura a nuestro gusto, pues hay quien lo prefiere más denso, como una crema, y quien lo prefiere más líquido, casi para beber. Cuando esté listo, lo reservamos bien tapado en la nevera.

Paso 5

Para servir, repartimos el ajo blanco en platos hondos o boles y decoramos con unas cuantas uvas enteras. Si no tenemos uvas, podemos poner unos trocitos de manzana o de melón. También podríamos añadir algunas almendras laminadas y un hilo de aceite de oliva virgen extra.