En muchas hamburgueserías y restaurantes de cocina «americana» ya se puede elegir entre patatas fritas y boniatos fritos. Y es que cada vez hay más gente que ha descubierto el maravilloso dulzor de este tubérculo que, además, queda tremendamente crujiente por fuera y meloso por dentro una vez frito. Igual que con las patatas fritas, aquí hay una técnica que merece la pena ser estudiada para conseguir este resultado que no es tan baladí. ¿Se podrían hacer en el horno? Sí, pero el resultado no se parece, por mucho que nos empeñemos. Haciéndolas en el horno siempre quedan más correosas que fritas.

La mejor solución, después de diferentes pruebas, es hacer dos cocciones y enfriar los boniatos entre una y la otra. Primero freírlos en aceite suave para que se confiten, escurrir y enfriar y luego volver a freírlos en aceite más fuerte. Están también los que optan por hacerles una cobertura exterior con fécula de maíz, pero me gusta intentar evitar esta técnica para no agregar más añadidos a la preparación.

Los que piensen que los boniatos son más saludables que las patatas, que se olviden. Sí que es cierto que tienen más beta-carotenos y fibra, pero seguimos hablando de una preparación frita con todo lo que eso implica. Algo que será positivo es dejar las pieles de los boniatos, pues así tendremos más fibra añadida a la preparación.

Para acompañarlos, puede valer cualquier salsa, desde un kétchup a una mostaza, pero esta salsa a partir de mahonesa con un punto picante contrasta de maravilla con el dulzor del boniato.

Si os gusta el dulzor característico del boniato, hay otras recetas muy recomendables para disfrutarlo:

Receta de boniatos fritos

Ingredientes

  • Boniato grande, 1 ud
  • Aceite de oliva virgen extra, abundante
  • Sal, c/S

Para la salsa picante

  • Mahonesa, 4 cucharadas
  • Mostaza, 1 cucharadita
  • Ketchup, 1 cucharadita
  • Miel, 1/2 cucharadita
  • Copos de cayena, 3 cucharaditas

Paso 1

Pelar el boniato y trocearlo

Paso 2

Freír el boniato primero a fuego suave.

Paso 3

Subir el fuego y darle un toque crujiente

Paso 4

Mezclar los ingredientes de la salsa y servir

Paso 1

Lavar los boniatos y pelarlos con la ayuda de un pelador o una puntilla pequeña. Se puede quedar también con la piel sin ningún problema.

Paso 2

Cortar los boniatos en discos primero y luego, cada disco, en diferentes bastones para hacer la forma final deseada. Lo que hay que tener en cuenta es que cuanto más finos, menos cocción previa necesitarán. Los cortaremos en función de nuestro gusto.

Paso 3

Lavar ligeramente los boniatos cortados debajo del chorro del agua fría y secar muy bien con la ayuda de un paño o de papel de cocina.

Paso 4

Añadir un poco de sal e introducir en una sartén con abundante aceite de oliva virgen extra. Tendrán que estar cubiertos por completo. Calentar ese aceite hasta que empiece a burbujear suavemente y dejar confitar hasta que estén tiernos. Habrá que tener cuidado de que no se pasen de cocción para que no se conviertan en puré.

Paso 5

Con la ayuda de una espumadera, retirar a un colador y dejar enfriar en la nevera completamente.

Paso 6

Mientras tanto, preparar la salsa picante con la que los vamos a acompañar. Mezclar en un bol pequeño la mahonesa con el kétchup, la mostaza, la miel y los copos de chile. Reservar siempre en la nevera y más si es verano y hace mucho calor para evitar problemas como la salmonellosis.

Paso 7

Calentar el mismo aceite a fuego alto, hasta que empiece a humear, y añadir los boniatos precocidos y fríos. Freír un par de minutos hasta que se doren por fuera, remover ligeramente. Retirar con la espumadera a un plato con papel de cocina para que absorba el resto del aceite que puedan tener.

Paso 8

Servir inmediatamente acompañados de la mahonesa picante, agregar un poco más de sal por encima.