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El guacamole es el platillo mexicano más conocido fuera de México. Su nombre deriva de ahuacamolli, que significa, literalmente, mole de aguacate. La base de esta preparación es, obviamente, el aguacate que, en su versión más sencilla, se acompaña de chile jalapeño o serrano, este último más picante, sal y zumo de lima.
No es extraño que el guacamole lleve también otros ingredientes como tomate, cebolla o cilantro, pero en una proporción más pequeña respecto al aguacate. En la receta tradicional, el aguacate se aplasta con un mortero o molcajete hasta que quede más o menos triturado según el gusto del cocinero. Si se utiliza una batidora o picadora eléctrica, algo habitual en los guacamoles de las taquerías y los puestos callejeros de tacos, se conoce como salsa de guacamole.
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Un truco que suelen usar estas para que el mole quede muy cremoso y, de paso, resulte mucho más barato, es añadir un ingrediente muy fácil de conseguir que también se usa para hacer falso guacamole, es decir, un guacamole sin nada de aguacate.
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En Cocinillas hemos hecho ya varias versiones de guacamoles falsos, como el guacamole de guisantes, rico en proteínas y sin riesgo de ponerse marrón debido a la oxidación; el guacamole de habas y tofu de Dani García o un delicioso guacamole de brócoli o brocomole; pero ninguno de ellos tiene nada que ver con el ingrediente que utilizan las taquerías mexicanas para hacer su guacamole más cremoso.
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El calabacín es un recurso que se usa a menudo en cocina para dar cremosidad a salsas y purés y también funciona con el guacamole, pues se integra a la perfección con el aguacate dando como resultado una salsa untuosa e irresistible y algo más ligera.
Según la Fundación Española de la Nutrición, el calabacín tiene muy bajo contenido calórico, aporta gran cantidad de vitamina C y es rico en mucílagos, un tipo de fibra soluble de textura viscosa que es, precisamente, la que hace que resulte tan cremoso cuando se tritura. En cuanto a minerales, aporta pequeñas cantidades de calcio, magnesio y potasio.
Ingredientes para hacer un guacamole muy cremoso
- Aguacates maduros, 2 ud
- Tomate pequeño, 1 ud
- Cebolla, 1/2 ud
- Chile jalapeño o serrano, 1 ud
- Calabacín, 1/2 ud (unos 150 g)
- Cilantro fresco picado, 4 cucharadas
- Sal, al gusto
- Zumo de una lima pequeña
Paso 1
Lavamos bien el calabacín, lo secamos, lo cortamos en trozos ni grandes ni pequeños y lo ponemos en una fuente apta para microondas, lo salamos ligeramente y tapamos la fuente con papel film apto para cocinar.
Paso 2
Cocinamos en el microondas durante tres minutos a potencia máxima. Comprobamos si está tierno y, si no es así, cocinamos durante más tiempo hasta que lo esté. El tiempo total dependerá de la potencia de nuestro microondas y del tamaño de los trozos de calabacín.
Paso 3
Cuando el calabacín esté blandito, lo sacamos del microondas, lo ponemos sobre un colador para que escurra el líquido que pueda soltar y lo dejamos enfriar.
Paso 4
Picamos el tomate y la cebolla en brunoise. Limpiamos el jalapeño retirando las semillas y las venas interiores y lo cortamos también en brunoise..
Paso 5
Cuando el calabacín esté frío, pelamos los aguacates, los troceamos y los ponemos en un bol junto con los trozos de calabacín. Aplastamos todo muy bien con ayuda de un tenedor, sazonamos al gusto y mezclamos con el zumo de la lima.
Paso 6
Añadimos el tomate, la cebolla, el jalapeño y el cilantro. Mezclamos todo bien, probamos y, si es necesario, rectificamos el punto de sal.