Solo, on the rocks, con cola e incluso hay quien se atreve a pedirlo simplemente con agua mineral. A estos últimos siempre se les ha mirado un poco raro, por la tontería de no considerarles lo suficientemente valientes como para tomarlo solo.
Pero ahora tienen la oportunidad de hacer un zasca a todos los que durante años les han sometido a cualquier comentario jocoso o burla directanente, porque la ciencia dice que el whisky con agua sabe más a whisky.
El whisky con agua sabe mejor, lo dice la ciencia
Los bebedores habituales de whisky llevan toda la vida discutiendo sobre si el whisky debe tomarse solo o no, y aunque la discusión seguirá ahí, porque cada uno seguirá defendiendo lo que más le guste, el caso es que la ciencia, después de haberse estudiado el tema, revela que el whisky con agua, eso sí, en la cantidad adecuada, sabe mejor.
Björn Karlsson y Ran Friedman, investigadores de la Universidad Linneo de Suecia han publicado recientemente un estudio titulado “Dilution of whisky – the molecular perspective” en el que analizan la química de la dilución del whisky desde un punto de vista molecular, es decir, cómo va cambiando la bebida a medida que se va rebajando con agua y los resultados indican que al añadir agua se intensifica el sabor del whisky.
Para estudiar el comportamiento a nivel molecular elaboraron un modelo numérico que simulaba las interacciones entre las moléculas de agua y etanol -componentes principales del whisky- y un compuesto aromático mayoritario denominado guaiacol que procede de las barricas de roble carbonizado que se usan para envejecer el whisky y le confieren su sabor característico.
Los whiskies comerciales suelen salir de la destilería con una concentración que varía entre el 40 y el 45% de etanol y el estudio de estos investigadores suecos muestra que diluir el whisky en agua para rebajar la concentración de etanol hasta un 27% dispara la densidad de guaiacol en la superficie aumentándola hasta 30% respecto al whisky sin diluir, por tanto el whisky con agua resulta ser más aromático cuando lo olemos en la copa y tiene más sabor ya que el guaiacol, en vez de quedarse repartido en el seno del líquido busca la superficie a cada sorbo que damos.
Además, al concentrarse más guaiacol en superficie, se percibe menos el etanol por lo que al degustar la copa disminuye aún más la sensación alcohólica en la nariz y en la lengua.
Ahora bien, esto no es más que una lección de química y, ni qué decir tiene, que cada uno puede seguir disfrutando del whisky como mejor le parezca, eso sí, siempre con moderación.