Chile tiene una posición privilegiada como gran productor de vinos a nivel mundial. Y esa posición viene dada en primer lugar por la latitud de la zona central, benigna para la producción de caldos. Los vinos chilenos triunfan.

Las características naturales del entorno, la diversidad geográfica y climática, así como una conjunción de distintos tipos de suelos, dan a Chile una posición óptima para explotar su potencial en el mundo del vino.

La geografía chilena tiene dos influencias que no son ajenas al vino: la Cordillera de los Andes y la influencia marina del Océano Pacífico. Estos dos vectores, sin duda, dan al vino chileno su personalidad.

Una amplia diversidad de vinos

La variedad de vinos y valles de Chile es muy amplia. Van desde el Elqui, en el norte, hasta la zona de Malleco, en el sur.  Pero es que la búsqueda de nuevas zonas vinícolas no cesa. El resultado: una vasta diversidad de terrenos que producen excelentes vinos con muy diferentes estilos.

Vina Indomita

Las regiones de vino en Chile muestran una mayor diversidad de este a oeste, de acuerdo a la proximidad de los Andes al Océano. Elegantes vinos tintos han crecido por un largo tiempo en los sectores orientales pre-andinos, donde el sol brilla durante el día y la fría brisa de la cordillera ayuda a crear una amplia variedad entre las temperaturas del día y la noche.

Las uvas que crecen en los llanos, se benefician de temperaturas más uniformes y suelos más ricos. Los viñedos en el oeste reciben la influencia del Pacífico, con condiciones más frías y neblinas matinales. Estas crean las condiciones ideales para unos exquisitos blancos y tintos, llenos de frescura.

La Carmenere, presente en los mejores vinos chilenos

La carmenere está considerada una de las seis uvas tintas originarias de Burdeos, junto con la cabernet sauvignon, la cabernet franc, la merlot, la malbec y la petit verdot. Pero hoy en día es casi imposible encontrar vinos de carmenere en Francia a causa de que la plaga de filoxera de 1867. Destruyó casi todos los viñedos de Europa. Se cebó especialmente con esta cepa, hasta tal punto que durante años se creyó que se había extinguido.

Cuando se replantaron los viñedos, los viticultores no pudieron replantar la carmenere porque era muy difícil encontrar. Y más difícil de cultivar que cualquier otra uva común de Burdeos.

Carmenere_grapes

Pero lejos de haberse extinguido, sobrevivió en Chile. Los viticultores, de forma casi inadvertida, preservaron la variedad durante 150 años. Lo hicieron debido a su gran parecido con la merlot.

Hoy no es habitual en Francia y las mayores plantaciones de esta variedad están en Chile. El país produce la mayoría de los vinos de carmenere disponibles hoy. Esta cepa se ha adaptado a al perfección a Chile, donde el clima en su zona central es estable y la tierra es generalmente rica.

Los valles de Colchagua y Casablanca

Los valles del vino por excelencia en Chile son el Valle de Colchagua y el Valle de Casablanca. También son los que aglutinan la mayor oferta turística, gastronómica y cultural alrededor del vino. El primero fue seleccionado, junto a otras nueve regiones del mundo, como uno de los mejores lugares para el enoturismo por la revista norteamericana Sherman’s Travel. 

El valle de Casablanca, ubicado a 40 kilómetros hacia el oeste de Santiago, forma parte de la Red de Capitales y Grandes Viñedos. Este grupo tiene como objetivo promover el turismo, la cultura y el intercambio comercial entre sus miembros.

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