Últimamente estoy comiendo poco, deprisa y mal en el trabajo. Por ello, los fines de semana, intento darme algún capricho, preparar platos un poco más elaborados que me sirvan de premio y recompensa por todos los tristes sándwiches que he acabado comiendome de lunes a viernes…

Ingredientes (para 6 personas)

Para el pollo:

  • 4 pechugas de pollo  (800 g aprox)
  • 3 cebollas medianas-grandes
  • 3 puerros
  • 1 brick de nata líquida (200 ml)
  • Curry
  • 1 pizca de sal y pimienta

Para el arroz:

  • 3 vasos de arroz (tamaño vino, unos 450 g en total)
  • 6-7 vasos de agua (mismo tamaño)
  • 3 dientes de ajo
  • 1 hoja de laurel
  • Sal

Esta receta la aprendí hace unos años de un amigo muy muy cocinillas en un viaje a Portugal. Seguro que con el tiempo la he modificado un poco, pero aún así, sigue siendo un éxito entre todo aquel que la prueba, como lo fue entonces.

A pesar del curry, no la considero una receta fuerte y/o picante. Siempre se pueden controlar y variar las cantidades, de manera que quede al gusto de los comensales en cuestión. Para el día de hoy, voy a acompañarlo de un poco de arroz blanco que suavice el sabor de la especia dorada.

Preparación

Limpiamos y laminamos toda la verdura por separado de la forma más fina posible. Una vez hayamos terminado, incorporamos únicamente la cebolla a la sartén con aceite,  previamente puesta a calentar en el fuego. Mientras se va pochando poco a poco, vamos cortando el pollo en trocitos pequeños, y una vez que ésta esté blandita, añadimos el puerro(foto #2). Esta diferencia de tiempos, es porque el puerro es mucho más sensible al calor, de hecho veréis como en un par de minutos, habrá adquirido prácticamente la mismos textura y aspecto que la cebolla. Cocinad las verduras a fuego lento y removedlas de vez en cuando hasta que queden bien blanditas y se haya consumido el agua que sueltan durante la cocción.

Al mismo tiempo, vamos a poner otra sartén con un poquito de aceite y los dientes de ajo pelados en el fuego. Ésta será para cocinar el arroz (sí, una sartén, lo habéis leído bien); y simultáneamente, ponemos a calentar una olla con el agua, abundante sal y la hoja de laurel. Cuando comiencen a dorarse los ajos, añadimos el arroz y lo rehogamos durante unos minutos para que coja sabor(foto#3). Una vez que esté adquiriendo un poquito de color, incorporamos el agua (que deberá estar caliente) y dejamos que se vaya haciendo solo. En el caso del arroz, cuanto menos se remueva, mucho mejor. Cuando se haya consumido el agua, apagamos el fuego y tapamos con papel de cocina para que absorva la humedad restante y el arroz no quede apelmazado.

Volvemos a la verdura, pasados unos 15 minutos en total, ya deberían estar más o menos en su punto, momento en el que añadiremos el pollo y mezclaremos muy bien, de manera que quede repartido homogéneamente (foto#4).

En unos 10 minutos el pollo estará listo. El tiempo variará en función de la intensidad del fuego, cocina y recipiente en el que lo estéis cocinando. Cuando veáis que ha cogido consistencia y perdido su color rosáceo, añadiremos la nata, de manera que conforme la salsa del plato y empape toda la verdura. A continuación, iremos incorporado el curry (foto#5)y remociendo poco a poco hasta que quede al gusto, y eso sólo se puede saber… catándolo! Otro indicador que os puede ayudar es el color, ya que debe quedar un tono bastante amarillo (foto#6). Dejamos que coja sabor durante 5 minutillos más o hasta que la salsa haya ganado consistencia. ¡Y a emplatar!

Resultado

Un plato consistente sin duda, y cuyo resultado provoca que, aunque te sientas bastante lleno, ¡siempre encuentres un pequeño hueco en tu estómago para repetir!

Imagino que habrá mil recetas, decenas de variaciones en cuanto a los ingredientes, pero siempre un mismo resultado: éxito asegurado.