Siempre que reviso el buzón tengo publicidad de restaurantes chinos. Y siempre me ocurre lo mismo, que voy leyendo los opulentos menús mientras subo a mi casa, muerto de hambre. Un quinto sin ascensor puede ser una tarea realmente dura. Que si arroces con verduras y salsas, pollo al curry, pollo frito con almendras, tallarines con jugosa ternera…
Al final pasa que uno se cabrea y decide cocinar todas estas cosas en casa, con coraje y pasión. Así puedes ponerte la cantidad que quieras al precio que más te convenga. Dicho esto, vamos a cocinar unas pechugas de pollo rebozadas con un estilo oriental exquisito.
Preparación:
Ponemos un cazo con agua a hervir. Más o menos, la medida de una taza o taza y media. Mientras se calienta, cortamos las verduras al gusto. Una vez que el agua empiece a hervir, añadimos media taza de salsa de soja, un poco de sal y otro de azúcar. Incorporamos el alga Nori y vamos removiendo. El agua irá evaporándose , haciendo bajar la salsa, al mismo tiempo que el alga se irá deshaciendo en trocitos, segregando sabor. Podremos retirar el cazo en unos 10 minutos.
A continuación, freímos la zanahoria y la cebolla, porque el pimiento quedará delicioso y crujiente de forma natural. Pochamos un poco, durante 5-8 minutos, hasta conseguir un tono dorado.
Servimos la salsa que hemos cocinado en un recipiente hondo y añadimos todas las verduras dentro. Dejamos reposar.
Ahora colocamos las pechugas ya cortadas en un cuenco. Añadimos salsa de soja, el jugo de un limón y un chorrito de Sake. Como yo no tenía Sake, ni tampoco vino blanco, abrí una exquisita cerveza de monasterio Belga, una Trappistes Rochefort 8. La idea, sin caer en el snobismo, es que el vino, Sake o la cerveza segregue un sabor fuerte y aromático.
Mezclamos todo con las manos y una vez que esté bien mezclado, con ayuda de una servilletas, absorbemos las pechugas para que no estén chorreando. Ahora toca pasarlas por harina para freír. Un truco que yo uso es meter harina en una bolsa de plástico e introducir el pollo. La cerramos y agitamos hasta harinar todas las piezas.
Seguidamente, ponemos una sartén con abundante aceite a hervir e introducimos la pechuga. Con el fuego o la vitro al máximo, veremos como en 10 minutos tendremos unas piezas bien crujientes.
Al sacarlas de las sartén, volvemos a absorber con un paño o servilleta el aceite. Recuperamos las verduras mezcladas con la salsa que habíamos preparado, y mezclamos todo con el pollo. Damos un par de vueltas, para que todos los elementos absorban y cojan sabor. ¡Listo para servir!
Resultado:
Se tarda un poquito en hacerlo, y el resultado, visualmente, no es especialmente espectacular. Pero no puedo si quiera atreverme a describir el intenso y afrodisíaco sabor de este plato. Os garantizo que sale exactamente igual que en vuestro restaurante oriental favorito, con la diferencia de que aquí podéis cocinarlo de la forma que más os guste, con vuestras carnes y verduras favoritas. Serviros un poco de Sake o una cerveza de doble o tripe fermentación y dejaros llevar por el placer que segregan vuestras papilas gustativas.
Tiempo: 30 minutos
Dificultad: 3/10
Digestión: 6/10
Precio: 6€