No es ningún secreto, el pollo cada vez tiene menos sabor. Y ya no vale con irse a uno de corral, tenemos que ir a los mejores pollos de tiendas gourmet para encontrar algo con sabor. Pero esto tiene solución, recurrir al viejo truco de las especias.

Ingredientes

  • 1 pollo entero y limpio
  • 1 lata de cerveza de 330 ml (si conseguís una tipo ale británica, mejor)
  • Tomillo, cayena y ajo (y todas las especias que os gusten)
  • Sal

Pero las especias no pueden con todo, y otro problema que nos encontramos con el pollo es que al asarlo suele quedarnos una carne muy seca, al menos si lo que queremos es una piel crujiente en el exterior. Pero este pollo asado a la lata de cerveza conseguirá muchísimo sabor a la vez que un pollo tierno por dentro.

Preparación del pollo asado a la lata de cerveza

Preparar este pollo es muy fácil. Lo primero que haremos será el marinado en la bandeja del horno. Para ello usaremos 2/3 de la lata de cerveza y lo mezclaremos con una cucharada de tomillo, una de cayena y un ajo en rodajas. Podemos añadir más cosas que queremos, yo por ejemplo suelo echar semillas de cilantro molidas y ají, pero si te gusta una especia, úsala para este pollo a la lata de cerveza.

Una vez preparado el marinado embadurnamos bien el pollo con este y lo salamos. Lo dejamos reposar así una hora y estará listo para ir al horno. Para ello tenemos que, literalmente, meterle la lata con el 1/3 sobrante de cerveza por el culo, y dejar el pollo en posición vertical como veis en las fotos. Esto hará que la cerveza se evapore e infusione el pollo desde dentro, dándonos esa carne bien jugosa. Tranquilos si no os gusta la cerveza, no coge sabor.

Para hornear tenemos que meterlo a 180ºC si es un pollo pequeño y 200ºC si es grande. Estará más o menos 45 minutos, aunque depende. Consulta aquí la temperatura a la que tiene que estar el pollo para saber que está preparado, pero si no tienes termómetro nos vale con fijarnos en la piel, que estará dorada y crujiente.

Resultado

Una receta fácil para conseguir un pollo perfecto, crujiente por fuera y tierno por dentro. Si no has probado a hacer un pollo asado así, ya estás tardando, porque está delicioso.