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Hay pocas cosas más sabrosas en este mundo que un buen pollo frito. En esta receta lo vamos a preparar de una manera muy sencilla, acompañándolo de una original y muy picante salsa habanera, ideal para mojar, y de unas patatas en gajos hechas en el horno, de modo que absorban la menor grasa posible pero, a su vez, queden también ricas y crujientes.
Ingredientes para el pollo
- Muslos de pollo, troceados en grande, 500 g
- 2 patatas medianas
- Especias cajún
- 1 clara de huevo
- Harina
- Romero
- Aceite de oliva
- Sal
- Pimienta
Para la salsa habanera:
- Dientes de ajo, 2
- Cebolla pequeña, 1
- Tomates, 2
- Habaneros, 2 (al gusto)
- Tomate concentrado
- Vinagre
- Miel
- Agua
- Aceite de oliva
- Sal
- Pimienta
Cómo hacer pollo frito con salsa habanera y patatas al horno
01: Soasamos los tomates y los habaneros
En una parrilla o sartén a fuego vivo pero moderado, rustimos poco a poco y sin aceite los tomates (yo he usado cherrys porque son los que tenía en casa) y los habaneros. Iremos vigilando para que se tuesten bien pero sin llegar a carbonizarse. Una vez bien soasados, los reservamos.
Quitamos las pepitas y las venas del interior de los habaneros, que es donde se concentra la mayor intensidad de picante.
02: Terminamos de preparar la salsa habanera
En la misma sartén con un chorro de aceite, cocinamos a fuego medio la cebolla en juliana y los ajos en camisa -sin pelar-. Cuando cojan color, añadimos un poco de agua, tapamos, y cocemos durante 10-15 minutos, hasta que ambos se reblandezcan completamente.
Añadimos en un vaso batidor los tomates, una cucharadita de miel, un chorrito de vinagre, el tomate concentrado y los dientes de ajo sin piel.
A partir de ahora, tenemos dos opciones: podemos triturar el contenido del vaso, y por otra parte picar muy finamente la cebolla y el habanero y añadirlos picados en la salsa. Otra opción es triturar la cebolla y los habaneros con el resto de la salsa.
Si no lo trituráis y añadís el habanero y la cebolla picados, la salsa quedará más rústica, menos intensa y más auténtica. Si lo trituráis, no echéis todo el habanero de golpe, sino que es una mejor opción ser prudente e ir probando, añadiendo al principio poca cantidad, porque esta salsa puede llegar a picar una barbaridad. Y el picante está muy bien, a mí me gusta mucho, pero si es excesivo no se disfruta en condiciones.
Rectificamos también de sal y pimienta. Podéis añadir también si queréis cilantro, perejil, orégano o alguna hierba aromática que os guste.
03: Preparamos las patatas al horno
Si usáis patata nueva y pequeña, lo suyo es cocinarlas con la piel y todo, una vez las hemos limpiado muy bien exteriormente de tierra y suciedad. Si usáis patata agria más vieja, como es mi caso, yo particularmente prefiero pelarlas porque no es tan fina y delicada y puede resultar basta. De todos modos, lo conveniente para cocinar las patatas de este modo es usar patatas de un tamaño parecido entre ellas, preferiblemente mediano.
A continuación, cortamos las patatas a la mitad y luego hacemos gajos, seccionando la mitad de la patata desde el centro hacia fuera. Una vez tengamos los gajos de patata cortados en trozos del mismo tamaño aproximado, los introducimos en un bol y los cubrimos de agua fría. El objetivo es que las patatas suelten la mayor cantidad de almidón posible, de modo que queden más crujientes y evitemos que se peguen y reblandezcan unas con otras.
Dejamos las patatas en el agua fría al menos media hora. Si cambiáis el agua un par de veces durante el proceso, mejor que mejor. Al escurrirlas notaremos como el fondo del agua está repleto del almidón que han soltado las patatas.
Seguidamente, debemos secarlas bien. Las escurrimos y les quitamos el exceso de agua con un paño limpio o papel de cocina, para que nuestras patatas en gajos queden totalmente secas.
Disponemos las patatas esparcidas sobre una bandeja de horno cubierta con papel sulfurizado, de manera que no se amontonen unas con otras. Añadimos un chorrito de aceite de oliva por encima de ellas, salpimentamos y les añadimos alguna hierba aromática si nos apetece, como puede ser una rama de romero o tomillo. En esta ocasión se me olvidó echarlos, pero unos cuantos ajos en camisa les van fenomenal, y además luego los podemos comer con esta receta o guardar para una crema suave de ajos o un alioli muy delicado.
Introducimos las patatas en el horno previamente precalentado a 180-200ºC y cocinamos hasta que estén bien hechas y crujientes por fuera. Es necesario que cada cierto tiempo nos acerquemos, las vigilemos, las movamos o las demos la vuelta para que queden perfectas, crujientes y sueltas.
Con las patatas en gajos ya horneadas, salpimentamos un poco más y añadimos especias cajún (es totalmente opcional, podéis sustituirlas por una punta de pimentón u otra especia o no añadirles nada más directamente), y las movemos sobre el mismo papel de hornear para que se impregnen homogéneamente.
04: Preparamos y enharinamos el pollo
Vamos a uno de los pasos más importantes: la fritura del pollo. Mi método favorito para freírlo es muy sencillo pero queda genial.
Batimos en un recipiente hondo las dos claras. Salpimentamos bien los trozos de pollo y los introducimos en la clara de huevo. Embadurnamos a conciencia el pollo troceado en la clara.
Para enharinar el pollo, el método más sencillo, limpio y práctico es ayudarnos de una bolsa de congelación de estas que vienen con cierre tipo zip. Introducimos la harina en la bolsa y los trozos de pollo impregnados en la clara.
Cerramos la bolsa y agitamos bien para que la harina se adhiera bien al pollo. Abrimos la bolsa y retiramos los trozos de pollo dándoles unas palmadas para que queden bien sacudidos y así retirar el exceso de harina.
05: Freímos los trozos de pollo y servimos
Ponemos al fuego una sartén o un cazo con al menos tres dedos de aceite de oliva. Una vez esté caliente, introducimos con cuidado los trozos de pollo en el aceite.
Ya que el pollo está partido en trozos grandes, la intensidad del fuego debe ser media, para que el pollo se fría de modo que se tueste poco a poco exteriormente mientras se va cocinando paulatinamente por dentro. Si lo freímos a fuego muy alto, se dorará en unos pocos minutos por fuera pero en su interior aún permanecerá crudo.
Freímos por lo tanto a fuego moderado durante 12-15 minutos.
Retiramos a un papel absorbente para retirar el exceso de grasa y servimos.
Resultado final
El pollo frito es una receta tremendamente sencilla, económica y muy rica. Además de todo ello, es ideal para acompañar con todo tipo de salsas picantes y especiadas con la que condimentar su fritura. Todo ello hace que sea una receta increíblemente popular a lo largo de todo el mundo, especialmente entre los puestos de cocina callejera e informal de ciudades famosas por su comida hecha al momento. Para conocer más sobre el pollo frito que se elabora a lo largo de todo el mundo y sus particularidades, os aconsejo que le echéis un vistazo a este completo reportaje que hicimos sobre el tema:
Como alternativa a todo tipo de salsas barbacoa o a la inmensidad de salsas industriales ideadas para acompañar este tipo de frituras como puede ser el pollo frito, esta salsa habanera que os propongo es más natural y está llena de autenticidad. Sabores potentes, con el picante y el dulzor equilibrado a nuestro gusto, va genial para contrarrestar en boca el aporte graso de la preparación principal.
Además, las patatas estilo ‘deluxe‘ doradas así en el horno nos ayudarán a evocar a la siempre imprescindible patata frita pero sin caer en el exceso de una nueva fritura.