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Si tú también eras de los que cogía los filetes rusos del plato, nada más fritos, y recuerdas a tu madre o a tu abuela con especial cariño por ellos, este es el momento de rendirles homenaje.
Los filetes rusos se pueden comer y disfrutar tanto calientes, recién hechos, como fríos rescatados de las sobras. Son óptimos también en bocadillos y bañados con diferentes salsas, aunque solos, así, con un poco de mostaza cerca y también algo de kétchup resultan una opción fantástica. Sí, para los filetes rusos igual que para las hamburguesas y para los filetes de cerdo y pollo empanados se acepta al kétchup como animal de compañía.
Si se tuviera que elegir una salsa, quizás la estrella sea la salsa de tomate como la de los filetes rusos de pollo, pero también quedarían fenomenal con una salsa de setas tipo Strogonoff, una salsa de pimienta negra o una salsa rubia como la de albóndigas tradicionales.
Hay quienes opinan que los filetes rusos se pasan por pan rallado, empanándolos, pero la otra vertiente es esta: la de las que los freímos una vez simplemente enharinados. Incluso también hay versiones que optan por el rebozado de la merluza y los pasan primero por harina y después por huevo batido quedando por fuera una puntilla ligera. Al gusto de cada uno. Lo que sí recomendamos es la compra de una carne de calidad y pedirle al carnicero que haga la mezcla que aconsejo pues aporta tanto sabor como jugosidad.
Si queréis un extra de sabor, comprad carne de vaca madurada e incluso introducid un poco de su grasa o de panceta curada ibérica, la diferencia es extraordinaria. El pan es clave para la jugosidad final y, en mi opinión, también dejarlos poco hechos en su interior. Si compráis una carne de calidad de cerdo ibérico, podréis comerlos poco hechos sin problema. El grosor del que hagáis los filetes rusos os ayudará a que se queden también más o menos hechos en su interior.
Cómo hacer filetes rusos de ternera
Ingredientes
- Carne picada de ternera, 300 g
- Carne picada de cerdo ibérico, 150 g
- Panceta ibérica picada, 50 g
- Diente de ajo, 1 ud
- Perejil, 3 ramitas
- Nata, 70 ml
- Miga de pan o panecillos tiernos, 50 g
- Sal, c/s
- Pimienta negra molida, c/s
- Huevo, 1 ud
- Harina, 200 g
- Aceite de oliva, abundante para freír
- Mostaza en grano para acompañar, opcional
Paso 1
Sumergir el pan en la nata.
Paso 2
Majar el ajo con el perejil.
Paso 3
Preparar la mezcla de la carne y formar los filetes rusos.
Paso 4
Pasar por harina y freír.
Paso 1
Sumergir el pan en la nata, éste la absorberá casi por completo. Dejarlo ahí mientras elaboramos todo el resto.
Paso 2
En un mortero, disponer las ramitas de perejil junto al diente de ajo pelado y también la sal. Majar hasta conseguir una pasta que será la que condimente la carne.
Paso 3
Añadir el majado a la mezcla de las carnes picadas, agregar el huevo y también el pan previamente remojado. Condimentar con abundante pimienta negra y mezclar muy bien con la ayuda de las manos, es la mejor manera para que todo quede integrado perfectamente.
Paso 4
Formar los filetes rusos haciendo primero albóndigas de mayor tamaño y luego aplanándolas bien. Tras este primer paso, pasar cada uno de los filetes rusos por harina y rebozar bien. Reservar.
Paso 5
Calentar abundante aceite de oliva en una sartén honda y, cuando esté caliente, ir friendo poco a poco los filetes rusos hasta que se doren por un lado. Tras esto, darles la vuelta y que se doren también por el otro. La potencia del fuego dependerá de cómo queramos los filetes rusos de hechos. Si los queremos poco hechos, el aceite tendrá que estar bien caliente para que se doren rápido por fuera. De lo contrario, lo bajaremos a una potencia media.
Paso 6
Retirar los filetes rusos del aceite con la ayuda de una espumadera y dejar reposando en papel de cocina para que éste absorba el exceso de grasa. Servir con mostaza o las salsas al gusto que cada uno considere. También con ellos podemos montar un fantástico bocadillo o podemos gratinar por encima algo de queso con la ayuda de un soplete. Las posibilidades son infinitas.