El pollo es una de las carnes más consumidas, es una carne blanca, económica y que se encuentra fácilmente en cualquier mercado o supermercado del barrio. Es, además, una carne versátil en términos culinarios. Suele gustar a casi todo el mundo, ya que no tiene un sabor muy intenso y eso hace que pueda condimentarse de muchas maneras.
Aparte de poder usar nuestras especias favoritas para darle sabor, lo que nos vuelve locos es disfrutar de un trozo de pollo, ya sea frito o asado, con la piel dorada y crujiente y el interior tierno y jugoso y, para eso, existen dos ingredientes muy baratos que nos garantizan un resultado de escándalo.
El ingrediente desconocido para que el pollo quede muy tierno
Adobar o marinar el pollo antes de cocinarlo es la técnica más habitual para que tenga más sabor, pero, además de más sabroso, quedará más tierno si utilizamos buttermilk para marinarlo.
El buttermilk o suero de leche es un ingrediente de uso muy común en la cocina anglosajona, pero que en España no se conoce demasiado. La buena noticia es que tenemos formas muy sencillas de sustituirlo como pueden ser una mezcla a partes iguales de leche y yogur natural o una mezcla compuesta por un vaso de leche y dos cucharadas de vinagre blanco o de zumo de limón.
Al buttermilk se le pueden añadir todo tipo de especias y con todo ello marinar el pollo antes de cocinarlo. Para utilizarlo, basta con sumergir el pollo en la mezcla, tapar el recipiente y dejarlo unas horas en la nevera. Pasado ese tiempo, solo hay que sacar el pollo y secarlo muy bien para cocinarlo como más nos guste.
El ingrediente secreto para que la piel quede muy dorada y crujiente
Este segundo ingrediente que casi todo el mundo suele tener en casa para cocinar bizcochos, es también un gran aliado para conseguir que la piel del pollo, incluso si no lleva rebozado, quede muy crujiente y se dore más rápido. Se trata del bicarbonato de sodio y también se podría utilizar la levadura química que se usa para que suban los bizcochos, la que de toda la vida conocemos como Royal.
Para utilizarlo solo hay que espolvorear una pequeñísima cantidad de bicarbonato -sin excederse, porque podría notarse el sabor del bicarbonato- sobre la piel del pollo o mezclarlo con la harina del rebozado.
Para ilustrar mejor el uso de estos ingredientes para cocinar un pollo increíble, os dejamos dos recetas muy sencillas.
Pollo asado con buttermilk
Paso 1
En un recipiente que sea lo bastante grande, mezclamos una cantidad de buttermilk que sea suficiente para cubrir completamente el pollo que vayamos a cocinar con nuestras especias favoritas. No pueden faltar la sal y la pimienta, a partir de ahí, lo que más nos guste, pimentón dulce y/o picante, tomillo, romero, chiles en polvo, orégano, mejorana, alguna mezcla de curry... las combinaciones son infinitas. Podemos también añadir otros ingredientes como salsa de soja, miso o mostaza.
Paso 2
Sumergimos el pollo en la mezcla de buttermilk y especias, asegurándonos de que está completamente cubierto por el líquido. Tapamos el recipiente con papel film y lo dejamos marinando en la nevera durante al menos 2 horas (o preferiblemente durante la noche).
Paso 3
Cuando vayamos a cocinar el pollo, retiraremos el exceso de buttermilk secándolo con papel absorbente y espolvorearemos la piel con una pizca de bicarbonato o de levadura en polvo para bizcochos.
Paso 4
Precalentamos el horno a 150 ºC y colocamos el pollo en una bandeja de horno que sea de un tamaño similar al pollo, pues nos interesa recoger todos los jugos que vaya soltando el pollo durante la cocción y si la bandeja es demasiado grande los jugos se desparramarán por la bandeja y se evaporarán. Finalmente ponemos el pollo en la bandeja con la pechuga mirando hacia arriba durante una hora a 150 ºC.
Paso 5
Pasada la primera hora, sacamos el pollo, lo regamos con los jugos que ha ido soltando, subimos la temperatura a 180 ºC y lo volvemos a meter una hora más.
Pephuga de pollo con rebozado crujiente
Paso 1
Cortamos la pechuga de pollo en filetes y los sazonamos con sal y pimienta.
Paso 2
En un plato hondo, batimos un huevo con un par de cucharadas de buttermilk hasta que estén bien mezclados. En otro plato, mezclamos pan rallado o panko con una pizca de bicarbonato o levadura en polvo para bizcochos.
Paso 3
Rebozamos los filetes de pollo pasándolos primero por la mezcla de huevo y buttermilk y después por mezcla de pan rallado, asegurándonos de que esté completamente rebozado.
Paso 4
Finalmente, se pueden freír en abundante aceite a 180 ºC, o se pueden rociar con aceite de oliva en spray y cocinarlos en freidora de aire siguiendo los tiempos que indique el fabricante de la misma.