Ingredientes (para 4 personas)
- Masa Pizza fresca (1 unidad, 385 g)
- Salsa de Tomate frito (100ml)
- 200 g de Queso mozzarella
- 100 g de Jamón Ibérico
- 50 g de Rúcula fresca
- Ajo molido
- Orégano
- Aceite de oliva
Preparación
Precalentamos el horno a 240º durante 10 minutos.
Para esta ocasión, he comprado una masa de pizza fresca, por lo que no tardaremos a penas tiempo en preparar todo. Desenrollamos la masa y la colocamos sobre papel de plata (o el propio de papel en el que viene envuelta), habiendo espolvoreado previamente un poco de harina y un chorrito de aceite. Extendemos bien la masa con las manos y volvemos a rociar con un poco de aceite su superficie a la vez que añadimos la salsa de tomate frito.
Una vez esté ésta repartida uniformemente por la superficie, desmenuzamos el queso mozzarella de manera homogénea y que cubra toda la masa. En este caso, he añadido también un poco de parmesano…otra de mis debilidades! Antes de hornear, sólo nos queda espolvorear un poco de ajo molido (opcional) y orégano para que gane sabor.
Introducimos en el horno sobre la bandeja a media altura y esperamos 12-15 minutos a que esté lista. Mientras está en el horno, vamos a cortar en trozos medianos las lonchas de jamón, de manera que, una vez se haya dorado un poquito el queso de la pizza, la sacamos y colocamos sobre ella los pedazos.
Para terminar, repartimos los brotes de rúcula por encima del resto de ingredientes y coronamos con un chorrito de aceite virgen extra.
Resultado Una receta exquisita y original para un plato muy común entre la juventud. La dedico especialmente a todos aquellos que se meten con vosotros porque no sabéis comer otra cosa salvo pizza, haréis que se arrepientan de haberlo dicho una vez que huelan, vean y prueben esta receta… 😉
Tiempo: 10-30 minutos
Dificultad: 1/10
Digestión: 3/10
Precio: 6-8€ en total