Los blinis son una especie de tortitas de origen ruso. Son perfectos para servir como canapés de aperitivo sobre los que colocar ingredientes tanto dulces como salados, porque no por ser unas tortitas hay que pensar que son dulces.

Su textura es esponjosa y tienen un sabor delicado, ligeramente salado y dulce a la vez. Consisten en una masa fermentada a base de harina, leche, huevo, yogur y levadura, una pizca de sal y un poquito de miel (que no es necesaria pero sí realza su sabor), por lo que es apta para ir acompañada de infinidad de ingredientes, aunque la manera más habitual es consumirlos como aperitivos salados.

No hay que asustarse por el hecho de que sea una masa fermentada. No hay que hacerle nada ni llevan amasado. Tan solo dejar reposar una hora, y su tiempo de cocinado será de unos pocos segundos por cada lado, por lo que es una receta rápida y apta para no aficionados a la cocina.

Perfectos para muchos aperitivos

La combinación estrella y más glamurosa es con caviar. Los perfectos amantes son un poco de mantequilla untada, o crema agria, y unas huevas de esturión (o las huevas que cada uno desee). Otra de las combinaciones más reproducidas es la de queso crema o salsa tártara o de eneldo con salmón ahumado o anchoa. Pero también se pueden utilizar otros ingredientes más modestos como un queso crema con encurtidos, con rabanitos, o simplemente para acompañar cualquier tipo de untable como una sobrasada vegana casera o incluso un hummus de aceituna negra.



Son perfectos, además, para preparar si se tienen invitados en casa, pues se degustan con la mano al ser de tamaño bocado y quedan muy vistosos si se preparan con diferentes combinaciones de sabores. Como idea de San Valentín son perfectos junto con otros aperitivos que se pueden preparar y son también de bocado: palitos de hojaldre y queso, aguacate crujiente al horno con mahonesa picante, higos con jamón y queso o los buñuelos de tomate con salsa de yogur.

Los blinis aguantan bien, preparados de un día para otro, por lo que se pueden dejar almacenados en un recipiente en el frigorífico o en un lugar fresco y calentarlos unos 10 segundos en el microondas justo cuando se vayan a montar con los ingredientes escogidos.

Cómo hacer blinis caseros

Blinis caseros Clara Villalón

Ingredientes

  • Harina de trigo, 70 g
  • Huevo L, 1 ud
  • Leche entera, 75 ml
  • Yogur griego, 50 g
  • Levadura seca de panadería, 1 g
  • Miel, 1/2 cucharadita
  • Sal, 1/2 cucharadita
  • Mantequilla, para derretir en la sartén

Paso 1

Preparar la mezcla de la masa

Paso 2

Dejar fermentar

Paso 3

Añadir las claras a punto de nieve

Paso 4

Cocinar los blinis

Paso 1

En un bol grande, añadir la leche templada (con cuidado de que no queme, no debe superar nunca los 28 ºC ya que la levadura moriría), la miel previamente calentada unos segundos en el microondas, y la levadura fresca desmenuzada o la seca. Incorporar el yogur y mezclar bien.

Paso 2

En otro recipiente aparte mezclar la harina con la sal.

Paso 3

Separar la clara de la yema y añadir esta última a la mezcla de leche. Mezclar bien.

Reservar la clara.

Paso 4

Mezclar la harina con todo lo demás hasta que quede un conjunto homogéneo, y tapar con film. Dejar reposar durante 1 hora a temperatura ambiente. Hay que tener cuidado porque el objetivo es que doble el volumen, y puede que lo haga más rápido si hace mucho calor o más lento si hace mucho frío.

Paso 5

Tras la hora de reposo, montar la clara a punto de nieve e incorporarla con movimientos envolventes a la masa fermentada.

Paso 6

Engrasar una sartén con mantequilla y, con la ayuda de una cuchara, verter pequeñas cantidades de masa, procurando que queden lo más redondas posibles. Cuando veamos que se forman pequeños agujeritos, daremos la vuelta y cocinaremos 1-2 minutos más. Dejar enfriar ligeramente antes de servir con cualquier condimento.