Fideos a la cazuela con costillas y salchichas
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Hay quien piensa que para comer bien en casa hay que estar horas metido dentro de la cocina. Pero nada más lejos de la realidad. Para que lo comprobéis por vosostros mismos, os proponemos una receta muy sencilla con la quedaréis gratamente sorprendidos, e incluso, con la que triunfaréis cuando tengáis invitados. Se trata de fideos a la cazuela con costillas y salchicas frescas. ¡Empezamos a cocinar!
Ingredientes
- 210gr de salchichas frescas de cerdo
- 300gr de costillas frescas de cerdo
- 265gr defideos nº2
- 700cl de agua o caldo de carne
- 1/2 vaso de vino blanco
- 2 tomates rallados
- 1/2 cebolla
- Pimentón
- Sal
- Aceite
- Perejil
Preparación
Ponemos a calentar una cucharada de aceite en una cazuela no muy alta, y vamos cortando las salchichas frescas en rodajas de 3 cm de grosor, aproximadamente, y hacemos lo mismo con las costillas, desechando el hueso para que se hagan más rápido. Cuando el aceite esté caliente, echamos las salchichas y las costillas y las freimos durante unos minutos hasta que estén doradas. Mientras, picamos la cebolla en brunoise. Una vez que las salchichas y las costillas estén listas, las sacamos a un plato con papel de cocina, para absorber el exceso de grasa, y reservamos.
En la misma cazuela, agregando un poco más de aceite si fuera necesario, pochamos la cebolla. Cuando esté casi transparente, agregamos los tomates rallados. Sofreímos durante unos 8 o 10 minutos, agregamos el pimenton, y después de mezclarlo con el sofrito, añadimos el agua o el caldo de carne. Una vez que rompa a hervir, echamos los fideos, removemos para que no queden apelmazados, vertemos el vino blanco, y cocemos todo otros 8 minutos, o lo que se recomiende en el paquete de los fideos.
Cuando los fideos estén casi a punto, ponemos en la cazuela las salchichas y las costillas que habíamos reservado. Corregimos de sal y pimienta, y agregamos un poquito de perejil picado. Y… ¡listo para comer!
Resultado
Pese a lo que pueda parecer, estos sencillos fídeos a la cazuela no son demasiado contundentes, por lo que resultan ideales para llevar en un tupper al trabajo. Pero también os sacarán de un apuro cuando tengáis invitados en casa. Quedaréis como unos auténticos cocinillas porque vuestros comensales creerán que es un plato muy elaborado.