Me encantan los mejillones de roca porque cuando los compras están muy limpios y tienen mucho sabor. Además en casa no nos gustan los mejillones grandes y siempre nos peleamos por los pequeños, así que, ¡problema resuelto! Pero si a vosotros os gustan los mejillones gordotes, haced esta receta con unos mejillones tradicionales, y si son gallegos, mejor.

Ingredientes

  • 1 kg. mejillones de roca frescos
  • 1 hoja de laurel
  • ½ vaso de vino blanco
  • ½ cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • ½ cucharada de pimentón picante
  • 1 cayena
  • 1 cucharada de harina
  • 5 cucharadas de tomate frito estilo casero
  • Perejil picado

Muchos llaman al mejillón “marisco de los pobres”, pero os aseguro que con esta receta casera de mejillones de roca en salsa picante, de pobres nada…… todo lo contrario, ya que es un autentico entrante de lujo.

Preparación de mejillones de roca en salsa picante

  1. Limpia los mejillones bajo el agua del grifo.
  2. Una vez están limpios, ponlos al fuego en una cazuela con el vino y la hoja de laurel. Deja que se abran y retíralos rápidamente, para que no se hagan demasiado.
  3. Cuela y reserva el agua resultante.
  4. Pica el ajo y la cebolla y sofríelo en una sartén con aceite de oliva. Añade la cayena y sofríe.
  5. Retira la cayena. Añade la harina y sin dejar de remover, deja que se tueste.
  6. Echa el pimentón y la salsa de tomate, sin dejar de remover.
  7. Añade poco a poco el caldo de los mejillones colado y deja que se sofría todo.
  8. Prueba la salsa para rectificar de sal.
  9. Deja cocer la salsa mientras quitamos una concha al mejillón.
  10. Pasa la salsa por el chino o batidora y ponla de nuevo en la cazuela. Coloca los mejillones en la salsa y añade el perejil picado por encima. Déjalos en el fuego apagado dos minutos y sírvelos calentitos.

Resultado

Esta receta está dedicada a los amantes del marisco y del picante, pero si te gusta menos picante puedes no añadir la cayena y ajustar el nivel del picante añadiendo menos pimentón.

Los mejillones aportan proteínas de calidad y contienen muy poca cantidad de grasa, por lo que resulta un plato ideal cuando estamos cuidando “la línea”.