Pepito, paquito, serranito, choripán…todos tienen algo en común: son nombres de bocadillos. Cada uno con sus diferencias, pero básicamente no deja de ser alimento entre panes. Y es que el mundo del bocadillo, con todas sus posibilidades de pan (molde para sándwich, de hamburguesa, para perritos, molletes…) y rellenos tanto salados como dulces, es infinito. Veamos, por ejemplo, el bocadillo de caballa con tomate, el bocadillo de panceta y encurtidos estilo vietnamita, el bocadillo de albóndigas de pollo con salsa de cacahuete estilo thai o el sándwich de atún y huevo duro en pan de pita

¿Y quién no ha comido alguna vez, por ejemplo, un pepito? Me refiero a esas dos rebanadas de pan que sujetan un filete de ternera, y quedan jugosas por dentro, humedecidas por el jugo de la carne. Pues resulta que este, tiene un pariente en la Comunidad Valenciana, aunque solo tenga en común el nombre.

El denominado pepito valenciano, ximo o ximet dependiendo de la zona, se consume más típicamente en la época de Pascua, al no llevar carne, pero también lo he visto en bares durante todo el año, en mi caso, para el esmorzar o esmorzaret (almuerzo) valenciano, una típica costumbre de esta región. Yo misma me he visto desayunando en un bar a las 10 de la mañana, con un simple café y tostada con tomate, cuando batallones de gente a mi alrededor pedían bocadillos tan grandes como un brazo, a rebosar de ingredientes, y acompañados de multitud de guarniciones. 

En el caso del pepito, su tamaño no sorprende tanto, pero tiene su motivo, y es que es un bocadillo que se presenta frito. Su elaboración consiste en vaciar un panecillo de su miga y rellenarlo de «titaina», una especie de pisto con atún en conserva, huevo duro y, a veces, piñones, para luego pasarlo por huevo, o, como más me gusta, una mezcla de huevo y leche para que quede más tierno, y freírlo. Es chiquito pero matón.

Mi versión encierra un relleno que quedará jugoso a base de hacer una farsa de atún con cebolla pochada, huevo cocido y tomate. Que es como se ha hecho en mi casa toda la vida, ¡discúlpenme los puristas! En cuanto al pan, escoged un pan de tamaño pequeño o bollitos de leche, al que cortaremos un extremo que nos hará de tapa una vez terminado de rellenar. El truco para que cierren bien es colocar la punta de ese extremo cortado, mirando hacia dentro y os podéis ayudar, además, atravesando un palillo.

También existe la opción de utilizar una barra de pan e ir cortando secciones que serán nuestros pepitos; versión para la cual se utilizarán como tapas, un poco de la miga extraída. Se pueden comer tanto recién hechos, que están ligeramente crujientes, como fríos o de un día para otro, y es muy típico llevarlo para comer en un día de playa, o se me ocurre que campo, para los que no la tenemos tan cerca.

Cómo hacer un pepito valenciano

Pepitos valencianos Clara Villalón

Ingredientes

  • Cebolla pochada, 2 ud
  • Atún en aceite de oliva, 3 latas
  • Huevos, 2 ud
  • Tomate frito, 4 cucharadas
  • Sal, c/s
  • Pimienta negra, c/s
  • Panecillos, 6 ud
  • Leche, 500 ml
  • Huevos para rebozar, 4 ud
  • Aceite de oliva suave, abundante para freír

Paso 1

Cocer los huevos durante 10 minutos.

Paso 2

Mezclar la cebolla con el atún el tomate y el huevo duro.

Paso 3

Vaciar los panecillos de la miga y rellenarlos.

Paso 4

Pasar por leche y huevo y freír los pepitos.

Paso 1

Cocer los huevos durante 10 minutos a fuego medio. Enfriar rápido y pelar. Picar hasta que queden muy menudos. Mezclar la cebolla pochada con el atún de lata, el tomate frito y el huevo duro y condimentar al gusto. Este sería el momento de añadir, también, los piñones. 

Paso 2

Con la ayuda de un cuchillo, abrir los bollitos de pan tiernos por un lateral y quitar la miga interior lo mejor posible. Con paciencia, rellenar los panecillos de la mezcla de atún hasta que «exploten». Tienen que estar abundantemente rellenos. Cerrar el agujero con parte de la miga que habíamos sacado para que no quede nada de atún fuera. 

Paso 3

Disponer un plato hondo con abundante leche y otro plato con los huevos batidos. Sumergir cada pepito en la leche, por todas las caras, hasta que veamos que el pan se empapa bien y se queda muy tierno. Entonces, pasar también por el huevo, hasta que lo cubra por todas partes. 

Paso 4

Freír en abundante aceite bien caliente los pepitos. Dándoles la vuelta para que se queden dorados de forma uniforme. Retirar con la ayuda de una espumadera a un plato con papel absorbente. Comer tanto fríos como calientes, ¡están riquísimos de igual manera!