He de reconocer que soy muy muy golosa, me pierde el dulce. Y si ya es una mezcla de dulce y salado ni os cuento. Por eso los dulces árabes me privan, a pesar de que pueden llegar a ser incluso un poco empalagosos. La receta que os traigo hoy viene de la mano de Anita, chef libanesa de La Cocina del Alma, a quien tuve el placer de conocer durante un curso de repostería en el Mercado de San Antón ofrecido por Eva de Tartisstica. El evento fue estupendo, nos enseñaron muchas cosas y, además, nos dieron la receta de todos los cupcakes, cremas y demás preparaciones de las que hablamos, por lo que para los Cocinillas como yo fue estupendo.

Ingredientes

  • 1 paquete de pasta filo
  • 200g de mantequilla
  • 150 – 200g de frutos secos picados (almendras, nueces, pistachos, piñones…)
  • 1 cucharada de azúcar
  • 1/2 cucharadita de canela
  • 2 tazas de azúcar
  • 1 taza de agua
  • 2 cucharadas de zumo de limón
  • 1 cucharada de agua de azahar
  • 1 cucharada de agua de rosas
  • Para las baklavas:
  • Para el almíbar

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Justo coincidió que, entre otras recetas y técnicas, nos enseñaron a hacer éste dulce árabe, las

Preparación

  1. Precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo. Mezclamos los frutos secos picados con el azúcar y la canela en un bol y lo reservamos. Yo personalmente he utilizado almendras y pistachos, y no los he picado en exceso porque me gusta notar los trocitos, pero ésto es a gusto de cada uno.
  2. Preparamos una fuente rectangular de aproximadamente el tamaño de las hojas de pasta filo, esto es de unos 30x20cm. Si es más pequeña, como en mi caso, no pasa nada pues podemos recortar las hojas para que encajen mejor. De hecho, es importante que las hojas sean ligeramente más grandes que la fuente, para que sobre un poquito y a la hora de echar el almíbar lo recoja.
  3. Ahora viene la parte repetitiva. Extendemos el rollo de hojas de pasta filo sobre una superficie y con una brocha (preferiblemente de silicona porque son más higiénicas) vamos untando cada hoja con la mantequilla derretida. Desde mi propia experiencia os recomiendo no empaparlas en exceso para no pasaros, porque luego estropea el sabor del conjunto si sabe demasiado a mantequilla.
  4. Una vez untada una de las caras, debemos doblar la hoja por la mitad de forma transversal al lado más largo (es decir, que nos debe quedar un rectángulo de las mismas proporciones que el anterior, pero más pequeño). Colocamos la hoja doblada en la fuente y volvemos a untar con mantequilla la cara que queda expuesta. De esta forma hemos obtenido 2 capas de pasta filo.
  5. Repetir el punto 4 cinco veces, hasta obtener 10 capas de pasta filo. El motivo de hacer tantas capas es para que no se nos desmorone cuando estén cocidas.
  6. Una vez tengamos las primeras 10 capas, es hora de añadir los frutos secos. Repartimos la mezcla de frutos secos, azúcar y canela por la superficie de la pasta filo hasta cubrirla por completo. En este punto, untamos de mantequilla otra hoja de pasta y filo y repetimos el paso 4 otras cinco veces para obtener otras 10 capas (lo sé, es laborioso y monótono, pero os aseguro que merece la pena 😉 ).
  7. Ahora debemos hacer unos cortes con forma de rombo en la masa. Si no os sale, podéis hacerlo perfectamente con forma cuadrada, pero con forma de rombo queda más auténtico. Aseguraros de cortar perfectamente todas las capas, así después os será más fácil separarlas cuando ya estén horneadas.
  8. Metemos la fuente en el horno y lo dejamos hornear uno 20 minutos o hasta que veamos que están doradas.
  9. Mientras están en el horno, vamos a preparar el almíbar. En un cazo echamos el azúcar y el agua y una vez empiece a hervir, lo dejamos unos 5 minutos.
  10. Añadimos después el zumo de limón y lo dejamos otros 5 minutos. Una vez pasado éste tiempo, añadimos el agua de azahar y de rosas y lo retiramos del fuego.
  11. Una vez transcurrido el tiempo de horneado, sacamos la fuente del horno y la dejamos enfriar durante 10 minutos, para después lo regamos con el almíbar que hemos preparado.
  12. Los dejamos enfriar totalmente y los desmoldamos. No es tarea fácil, pero con un par de tenedores y un poquito de paciencia lo conseguiréis.

Resultado

Tienen una entre suave y crujiente que es una maravilla. Yo no le puse agua de rosas porque no tenía, pero se puede comprar en tiendas de alimentación árabe o por internet. En la receta que nos proporcionaron desde Tartisstica indicaban unas cantidades de mantequilla y frutos secos que me parecieron excesivas. De hecho, y como ya os he comentado, hay que tener cuidado con la cantidad de mantequilla. Si nos sobra un poco de mezcla de frutos secos, podemos espolvorearla por encima de las baklavas para decorarlas.

Acompañadas con un té moruno (té verde con hierbabuena) es una merienda fantástica y sorprenderéis a vuestros invitados con algo diferente. ¡Qué lo disfrutéis!

Tiempo:  50 min.

Dificultad: 3/5

Digestión: 3/5

Precio:  4 €

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