La panna cotta o panacota (en italiano, nata cocida) es un archiconocido postre italiano del que existen infinidad de versiones. Sin embargo, el hecho de tener que utilizar nata en su preparación hace que su contenido en materia grasa sea bastante elevado, y por lo tanto, no es adecuado para aquellos que queramos cuidar las calorías que ingerimos. Esta panna cotta light de té matcha es la solución que os proponemos.

Ingredientes

  • 600 ml de leche semidesnatada
  • 5 láminas de gelatina
  • 3 cucharadas de azúcar
  • 1 o 2 cucharaditas de té matcha, al gusto
  • 1 ramita de canela

En realidad, estrictamente hablando la panna cotta debería llamarse “latte cotto”, o leche cocida (sí, en italiano leche es masculino :D), pues para hacer de este delicioso postre un plato más ligero he utilizado leche en lugar de nata. El resultado es una textura algo menos cremosa pero no por ello menos deliciosa. Además, el toque de té matcha hace que sea especialmente fresco y agradable, aunque podéis aromatizarlo con lo que más os guste: vainilla, canela, cacao en polvo…

Preparación de la panna cotta light de té matcha

En primer lugar, debemos hidratar las hojas de gelatina en un recipiente de agua fría durante al menos 10 minutos. Mientras tanto, ponemos la leche en un cazo con la ramita de canela y lo llevamos a ebullición. En cuanto empiece a hervir, apagamos el fuego e incorporamos el té matcha. Os recomiendo que lo tamicéis al echarlo, para que no forme grumos al disolverse. Dejamos infusionar la leche con la canela y el té apartado del fuego unos 5 minutos.

Cuando el tiempo haya pasado, colamos la leche y añadimos la gelatina. Si usáis leche desnatada os recomiendo echar 4 hojas y media de gelatina. Sé que es una medida rara, pero con menos no termina de cuajar bien y con más se queda demasiado duro, más como una gelatina que como una panna cotta, cuya textura ha de ser cremosa. Removemos todo bien para que la gelatina se disuelva completamente. Ahora toca rellenar los moldes, yo he optado por unas flaneras pero he tenido muchos problemas para desmoldarlos, así que os recomiendo haceros con unos vasitos de cristal bonitos y servirlas directamente en ellos, o utilizar algún molde desmoldable pequeño y aventuraros a intentar sacarlo del molde.

Una vez llenos los moldes, los dejamos templar a temperatura ambiente y acto seguido lo metemos en la nevera al menos 3 horas, para asegurarnos de que ha cuajado totalmente. Sólo nos quedará desmoldarlo y acompañarlo de lo que más nos guste, como siropes, fideos de chocolate, fruta… Lo que queráis.

Resultado

El sabor final es una combinación perfecta de la suavidad del y el aroma de la canela, encajan perfectamente. Si no tenéis té o no os gusta, podéis hacer la versión clásica (como la que os enseñamos aquí) pero sustituir las proporciones de nata y gelatina por las que os dejamos en esta receta. Un perfecto mestizaje de la cocina italiana y la japonesa en un postre facilísimo de hacer y muy fresco y ligero para el verano. Espero que os guste, y si hacéis alguna versión con otro sabor, ¡no dudéis en contárnoslo!.