La lluvia se perfila como protagonista del fin de semana en España y para sobrellevarlo nada mejor que un delicioso bizcocho. Podríamos imaginar que este bizcocho de avellanas y miel es muy similar a una tarta de Santiago pero empleando avellanas en sustitución de parte de las almendras y con el toque personal de la miel que le aporta un dulzor muy característico y diferente. La receta es tremendamente fácil pues sólo hay pequeños trucos: frutos secos de calidad y una buena mantequilla a punto pomada para que, al batirla, espume ligeramente.
Otra cosa positiva es que no es un bizcocho que tenga que crecer mucho sino que es una tarta de molde grande, así no tendremos los problemas que normalmente ocasionan los hornos con los bizcochos. Para terminar esta tarta se puede hacer de forma simple con el azúcar glas propuesto pero también podría ser una gran opción un poco de chocolate caliente y unas frutas, un frosting de queso o un dulce de leche animado con un poco de ralladura de naranja. Antes de servir, le podemos dar unos segundos de microondas y sabrá aún mejor, listo para mojar en un té con leche a la inglesa.
Propiedades nutricionales de las avellanas
Según la Fundación Española de la Nutrición "Las avellanas, como la mayoría de los frutos secos, presentan un bajo contenido en agua, alto en grasas (y energía), son fuente de fibra y no tienen colesterol. La proteína es de buena calidad, con una buena cantidad del aminoácido L-arginina.
Respecto a la grasa, el 78% es monoinsaturada, y son tan ricas en ácido oleico que se
convierten en «auténticas cápsulas naturales de aceite de oliva».
Respecto al aporte vitamínico, el contenido en vitamina E de estos frutos secos
ayuda a que su grasa no se oxide ni se enrancie, dando mal sabor al alimento. Así,
con sólo un puñado de avellanas se cubre el 44% de las recomendaciones diarias
de esta vitamina. Además, por su contenido en folatos (vitamina que contribuye al
proceso de división celular), son recomendables para las mujeres embarazadas. Las
avellanas también son fuente de vitamina B6, tiamina y niacina, las cuales contribuyen
al metabolismo energético normal.
Las avellanas son fuente de minerales como el fósforo, magnesio, hierro, calcio y
potasio.
Como no se comen saladas —como otros frutos secos—, aportan menos sodio a
la dieta. Pero, no debemos olvidar comerlas con moderación porque aportan muchas
grasas y, por ende, calorías."