- Total: 12 h 20 min
- Comensales: 8
¿Hay alguna sensación mejor que levantarse el 6 de Enero con la curiosidad de saber qué habrán traído los Reyes y el deseo de comerse un buen trozo de roscón? Sí, mojar el roscón de Reyes, el mejor dulce de la Navidad; en un buen café con leche o en un chocolate caliente y que prácticamente se lo beba, es uno de los mejores momentos de las navidades (aunque tradicionalmente esto ya era así, cada vez son más los que no aguantan y se comen los roscones antes de la fecha indicada).
Ingredientes
Para el prefermento
- Leche, 70 g
- Harina de fuerza, 140 g
- Levadura seca de panadería, 6 g
- Azúcar, 1 cucharadita
Para el resto de la masa
- Prefermento, 190 g
- Leche entera, 90 g
- Agua de azahar, 3 cucharadas
- Ralladura de naranja, 1 cucharadita
- Ralladura de limón, 1 cucharadita
- Harina de fuerza, 270 g
- Azúcar, 120 g
- Miel, 1 cucharadita
- Huevo campero, 1 ud
- Mantequilla, 40 g
- Aceite de oliva, 1 cucharada
- Naranja confitada, 4 rodajas
- Almíbar de la naranja confitada, 2 cucharadas
- Azúcar, 50 g
- Guindas o almendra en granillo
Paso 1
Preparar el prefermento y fermentar
Paso 2
Amasar el resto de los ingredientes menos la grasa. Añadir la grasa. Fermentar
Paso 3
Formar el roscón y volver a fermentar.
Paso 4
Hornear y decorar, o viceversa.
En España, comer roscón el día 6 es casi una liturgia procesionaria que, año tras año, se acontece en todos los hogares españoles. Son muy pocas las casas que no se sientan en torno a un roscón el día 6 después de abrir los regalos. Es un momento mágico pese a la disputa anual, casi como la que se produce entre concebollistas y sincebollistas, entre los que lo prefieren con nata, con crema o sin ninguna de las dos (incluso hay quien quiere todo junto).
Para gustos, sabores. Es uno de esos dulces que, como las torrijas o los buñuelos, salen a escena sólo en la época del año que son típicos para desgracia de los que ansían poder disfrutarlos durante todo el año. Es por ello por lo que hoy vamos a aprender cómo hacer el verdadero roscón de Reyes. Esponjoso, con ese sabor tan característico del agua de azahar que deleita y encanta a todos.
Para mí, que no soy para nada objetiva porque defiendo a capa y espada el que hacemos en Madreamiga (sí, todavía estáis a tiempo de encargar el vuestro porqué aunque os de una receta más abajo... ¡os quitáis de líos!), el roscón de Reyes tiene que ser natural, de masa madre, esponjoso y muy jugoso y con un sabor final a rica mantequilla.
El origen del Roscón de Reyes es bastante curioso, ya que no es una receta española como se cree. Dicen que el mayor promotor de este dulce fue el rey francés Luis XV. Cuenta la historia que el cocinero de la Corte quiso sorprender al monarca el día de la Epifanía con un roscón tradicional de su tierra, pero con una sorpresa en su interior: un medallón de diamantes. Luis XV quedó encantado con el invento y se dedicaría a propagarlo, con una moneda en su interior como sorpresa, entre la aristocracia francesa y europea.
Así fue como, a lo largo del siglo XVIII, llegaría a España, donde recibió una excelente acogida. Pronto la costumbre pasaría de los nobles al pueblo llano, siendo Madrid y Sevilla importantes baluartes de esta obra maestra de la repostería. Poco a poco, todo el país y sus colonias (sobre todo México) se fueron dejando seducir por su sabor y diversión únicos. A partir de aquí muchos compitieron por conseguir el mejor roscón de España.
Paso 1
Lo primero será hacer el prefermento mezclando todos los ingredientes y haciendo una bolita. Tapar y dejar fermentar durante 1 hora y 30 minutos, hasta que doble el volumen. En un lugar siempre cálido pero que no supere los 35 ºC y lejos de corrientes de aire.
Paso 2
Mezclar el prefermento con todo el resto de los ingredientes menos la mantequilla y el aceite y amasar. Será más fácil si amasáis con una máquina, pero siempre lo podéis hacer a mano. Tenéis que conseguir una masa lisa y sedosa, cremosa, que no se pegue.
Paso 3
Añadir entonces el aceite y la mantequilla (en pomada) y volver a amasar. Hasta que la masa quede completamente brillante y un poco elástica. Formar una bola que tenga tensión y dejar en un bol grande aceitado. Tapar con papel film y dejar fermentar de nuevo. Tardará unas 6-10 horas dependiendo de la temperatura de vuestra casa. Tiene que doblar el volumen.
Paso 4
Volcar la masa a una superficie aceitada, formar una bola con tensión y meter los dedos en el centro para hacer la forma de la corona. Con delicadeza. Poner en el centro si se quiere un aro para que se respete la forma. El aro tiene que ser siempre aceitado previamente. Tapar con papel film y dejar fermentar de nuevo 2 horas más. Que crezca.
Paso 5
Pincelar con huevo batido uniformemente y hornear, con el horno precalentado a 200 ºC durante unos 18 minutos aproximadamente, hasta que crezca y esté dorado y uniforme. Dejar reposar sobre una rejilla.
Paso 6
Pintar con el almíbar de las naranjas y decorar con azúcar ligeramente humedecida con agua y agua de azahar, con guindas y con naranjas confitadas. ¡O con lo que quiera cada uno! También se puede añadir almendra laminada o a granillo.