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Si no quieres encender el horno y eres amante del chocolate, esta es tu receta. Y si quieres conseguir que en casa te digan "te has pasado el juego", también. Este pastel de chocolate japonés es toda una revolución en el país nipón y lo será en casa de todo el mundo en cuanto se elabore por primera vez. ¿Por qué? Porque se tarda menos de quince minutos en preparar, porque no necesita horno y porque se puede hacer en múltiples formatos. Además, no lleva ningún tipo de ingrediente raro.
Hay muchísimos tipos de comida japonesa y lo primero que hay que entender cuando se habla de gastronomía en Japón es que, allí, la especialización es algo que se busca como meta en la vida. Hay especialistas en fritos, especialistas en sushi, especialistas en parrilla y, por supuesto, especialistas en chocolate. La repostería japonesa hereda muchísimo de la francesa pero con un nivel de perfeccionamiento superlativo y así logran recetas perfectas que pueden parecer bizcochos desde fuera pero que, en realidad, son cremas de una untuosidad maravillosa. Como es este pastel.
Si ya has triunfado con la tarta de chocolate y caramelo sin horno, si quieres salir de la siempre bienvenida monotonía de la tarta de chocolate y galletas de la abuela, si bordas la tarta de chocolate y almendras sin gluten o si las galletas de chocolate y café son tus mejores amigas en el desayuno, este pastel de chocolate te va a emocionar.
No tiene misterio más que el de medir bien los ingredientes. Además, congela de maravilla y se puede hacer tanto en un molde de bizcocho como en vasitos individuales. Será la textura de una crema tipo natillas pero un poco más densa, para que todo el mundo lo entienda. Y esto se consigue gracias a la acción de la fécula de maíz junto con la gelatina. Bien compensados son un dúo rompedor. Importantísimo, eso sí, contar con chocolate de primera calidad pues será lo que ponga el sabor definitivo en este postre. Cuanto mejor sea el chocolate, más rico será el pastel. Como todo en la vida.
Cómo hacer pastel de chocolate japonés
Ingredientes
- Chocolate negro para fundir 70%, 200 g
- Cacao puro en polvo, 35 g
- Fécula de maíz (maizena), 30 g
- Hojas de gelatina, 10 g
- Leche, 500 ml
- Nata para montar, 400 g
- Leche condensada, 100 g
- Azúcar, 50 g
- Sal, 1/2 cucharadita
Paso 1
Mezclar el cacao con la maizena y leche fría
Paso 2
Llevar a ebullición la nata con la leche y la leche condensada y añadir lo anterior
Paso 3
Incorporar el chocolate y la gelatina
Paso 4
Dejar enfriar completamente
Paso 1
En un bol con agua muy fría sumergir las hojas de gelatina. Por otra parte, mezclar en un cuenco o en un bol el cacao con la fécula de maíz y 200 ml de leche entera. Remover para quitar los máximos grumos posibles y reservar.
Paso 2
En una olla, poner el resto de la leche con la nata, la leche condensada, el azúcar y la sal. La sal es clave en esta receta porque da un contrapunto muy bueno al chocolate. Llevar a ebullición removiendo con unas varillas para que no se queme la parte inferior.
Paso 3
Cuando rompa a hervir, añadir la mezcla de cacao que teníamos reservada y seguir removiendo sin parar. Tendremos que conseguir que coja consistencia con la acción del calor. Se notará perfectamente, lo ideal es hacerlo a fuego medio, y se verá cómo coge consistencia como si fuera una crema pastelera.
Paso 4
Cuando tengamos la crema lista, bajar el fuego al mínimo e ir añadiendo poco a poco el chocolate troceado. Se puede hacer incluso con el fuego apagado y así el chocolate se funde con el calor residual de la mezcla. Remover constantemente.
Paso 5
Por último, escurrir las hojas de gelatina y añadirlas a la mezcla con el fuego ya apagado. Colar la mezcla para que no tenga ningún grumo.
Paso 6
Forrar el molde con papel film para que sea fácil desmoldar, intentando que queden las menos arrugas posibles. Verter la mezcla en el molde y llevar a la nevera durante mínimo 12 horas. Es importante que se asiente bien.
Paso 7
Desmoldar con cuidado y terminar por encima con más cacao, añadiéndolo con un colador o un filtrador de té. Cortar en porciones como si fuera un bizcocho, con cuidado.