- Total: 2 h 15 min
- Comensales: 8
Famosas las de la Arrese o las de Mallorca, las trufas de nata - también conocidas como trufas blancas y negras - son de una delicadeza fabulosa y muy difíciles de encontrar. Su elaboración no es sencilla ya que hay que tener mucho mimo y cuidado, sobre todo para respetar las texturas, pero, si se logra, todo el esfuerzo habrá merecido la pena. En su interior son esponjosas y ligeras y bastante dulces y el exterior es crocante y de chocolate amargo al que se suma el cacao en polvo y se consigue un equilibrio muy bueno.
Obviamente, en época de Navidad en cualquier casa de España es tradición poner unas trufas cerca de los turrones, de los mazapanes, de los mantecados y de los polvorones. Para que los más chocolateros terminen los ágapes con su dulce final. Además, son un regalo perfecto si se quiere llegar a alguna casa sin las manos vacías. ¿Qué mejor que regalar nuestro tiempo y dedicación? Se podría hacer una cajita de trufas variadas, con estas de nata y unas de chocolate y crema de licor café y otras de coco y frutos secos.
Si no convence el chocolate blanco en su interior siempre se podrá cambiar por chocolate negro o chocolate con leche y se podría también poner en el corazón de la trufa una sorpresa a modo de fruto seco: una avellana, media almendra, un pistacho...
Eso sí, una vez hechas es muy importante conservarlas en la nevera para que no se derritan y, cuando se saquen, consumirlas rápidamente. Las trufas no son para el verano y, de hecho, la mayor parte de las pastelerías dejan de fabricarlas en cuanto llega el calor para no correr riesgos.
Cómo hacer trufas de chocolate y nata
Ingredientes
- Chocolate blanco, 150 g
- Nata para montar (35 % M.G), 200 g
- Chocolate negro 70 %, 150 g
- Cacao para rebozar
Paso 1
Mezclar el chocolate con la nata
Paso 2
Montar y hacer las trufas
Paso 3
Pasar por un baño de chocolate
Paso 4
Cubrir con cacao
Paso 1
Calentar la nata justo hasta antes de que vaya a hervir. Verter sobre el chocolate troceado en porciones pequeñas, tapar y dejar reposar dos minutos. Entonces, mezclar todo hasta que sea una crema homogénea. Filmar a contacto y dejar en la nevera durante 24 horas.
Paso 2
Montar la mezcla como si se tratase de una nata montada. Cuando esté montada y empiece a estar ligeramente granulosa llevar a la nevera para enfriar de nuevo muy bien durante 4 horas.
Paso 3
Tras ese tiempo, con cuidado, formar las bolitas con ayuda de dos cucharitas. Ir poniéndolas sobre un plato con film de plástico para que luego se puedan despegar bien. Llevar al congelador durante otras 24 horas.
Paso 4
Trocear el chocolate negro lo más pequeño posible y derretir con paciencia al baño maría hasta que esté bien líquido. Luego habrá que dejarlo atemperar ligeramente para que no esté excesivamente caliente a la hora de mojar en él las trufas ya que se derretirían por completo.
Paso 5
Con la ayuda de un palillo, pinchar las trufas e ir pasándolas con cuidado y rapidez por el baño de chocolate. Habrá que ser muy veloz ya que el chocolate se endurece rápido y la trufa se derrite igual de rápido. Poner las trufas de nuevo en otro plástico y dejar enfriar completamente en la nevera.
Paso 6
Poner cacao en un cuenquito e ir rebozando una a una las trufas con cuidado de no manosearlas en exceso para que no se derritan y no queden huellas.