El turrón de yema es uno de los clásicos de las mesas de turrones en España. Eso sí, o lo amas o lo odias y es que está claro que la población española se divide entre a los que les gustan los polvorones o a los que les gusta el mazapán. Si eres de los segundos, este turrón es para ti.

Siguiendo con la idea de que no hay que tener mil artilugios en casa, cada uno para una preparación específica, este turrón se puede hacer en los moldes de bizcocho que cada uno tenga a mano, más o menos pequeños. Lo único que habrá que controlar será el grosor. Lo que sí es recomendable para esta receta (y también para muchas otras -véase el punto de las carnes o de las aves, por ejemplo-) es un termómetro de cocina que nos servirá para medir la temperatura del almíbar. Esto, que puede parecer una tontería, es importante a la hora de dar forma a la tableta para que coja la consistencia deseada una vez enfriado.

La preparación es tremendamente sencilla, mezclar y cuajar. Y luego tener un poco de cuidado a la hora de tostarlo con el soplete, si no se tiene plancha para tostar que sería lo más recomendable.

Después de unos canelones de Navidad, de una sopa de galets, de un poco de salmón ahumado casero, de un pastel de gambas y puerro o de un buen trozo de rosbif, es menester que en Navidad no falte en la mesa, justo cn el tronco de Navidad, un plato de turrones. Y si son caseros, mejor. Si no, la visita a Casa Mira es imprescindible. 

Lo bueno de este turrón es que se puede hacer con antelación y guardarlo en la nevera porque aguanta muchísimo. Eso sí, es recomendable sacarlo unas horas antes para que esté a temperatura ambiente a la hora de degustarlo.

Cómo hacer turrón de yema casero

Ingredientes

  • Yemas de huevo, 6 ud
  • Azúcar, 120 g
  • Agua, 50 ml
  • Almendra molida, 250 g
  • Ralladura de limón, una pizca
  • Azúcar moreno, para caramelizar

Paso 1

Preparar el almíbar

Paso 2

Hacer la pasta del turrón

Paso 3

Forma el turrón y enfriar

Paso 4

Caramelizar con el azúcar

Paso 1

Disponer las yemas en un bol donde se vaya a hacer toda la preparación. Rallar encima la piel del limón.

Paso 2

Si no se tiene almendra triturada o harina de almendra, triturar muy bien la misma, pero con cuidado de no hacer una pasta. 

Paso 3

Poner el agua y el azúcar en un cacillo a fuego suave y calentar hasta alcanzar los 110 ºC. Hay que tener mucho cuidado porque, una vez que se superan los 80 ºC la temperatura sube muy rápido y hay mucho riesgo de pasarse. Si nos pasamos, el almíbar queda demasiado denso y luego no se puede mezclar bien con las yemas solidificándose muy rápido. Es importante también que las yemas no estén muy frías, incluso un pelín templadas por haber pasado por un baño maría para que, así, no haya mucho contraste de temperatura.

Paso 4

Una vez que el almíbar esté hecho, dejar enfriar ligeramente un par de minutos y luego ir vertiéndolo a hilo fino, muy poco a poco sobre las yemas sin parar de remover. Es importante remover constantemente para que las yemas no se cuajen por un exceso de temperatura. Cuando ya esté listo, dejar enfriar a temperatura ambiente durante 10 minutos.

Paso 5

Agregar entonces la almendra molida y mezclar bien. Forrar los moldes que se vayan a utilizar con film plástico y cubrir por encima con la masa de almendra y yema. Volver a poner otra película por la arriba y sellar muy bien aplastando contra el molde para que se quede lo más homogéneo posible. Poner por encima algo de peso y llevar a la nevera durante 2 o 3 días, hasta que se vea firme.

Paso 6

Desmoldar quitando los papeles plásticos y poner una capa de azúcar moreno por encima, lo mejor extendida posible. Con la ayuda de un soplete quemar el azúcar intentando que todas las zonas queden por igual.