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Las tortitas son un clásico indiscutible para disfrutar en el desayuno o la merienda, ¿quién no las conoce? Sin embargo, para aquellos que siguen una dieta sin huevo ni lactosa, puede resultar todo un desafío encontrar recetas que realmente funcionen. Afortunadamente, esta versión conseguirá satisfacer los antojos de todos sin comprometer el sabor ni la textura.
Cuando se trata de hacer estas tortitas sin huevo y sin lactosa, es esencial seguir algunos trucos para asegurarse de obtener una textura esponjosa y jugosa. Para reemplazar el huevo, se pueden utilizar diferentes alternativas como puré de manzana, plátano maduro machacado o yogur vegano sin lactosa. Pero aun así lo podemos eliminar directamente. Para la cuestión de la leche, se puede optar por leches vegetales sin lactosa, como la leche de almendra, avena o soja.
Estas opciones proporcionarán una base líquida y cremosa para las tortitas. Para lograr tortitas más jugosas, se puede incorporar una grasa saludable, como aceite de coco derretido o aceite de oliva, a la mezcla. Esto ayudará a mantener la humedad en las tortitas. Una cosa que es absolutamente clave es no mezclar en exceso al combinar los ingredientes, esto evitará que las tortitas se apelmacen.
Como están más ricas las tortitas es recién hechas, esto está claro, pero también existe la posibilidad de hacerlas con antelación y conservarlas. Para ello, después de cocinar las tortitas, es importante dejarlas enfriar completamente antes de almacenarlas. Esto evitará la acumulación de humedad y mantendrá su textura.
Las tortitas se pueden guardar en un recipiente hermético en el refrigerador hasta por 2-3 días. Si deseas conservarlas por más tiempo, se pueden congelar en bolsas herméticas y luego descongelarlas según sea necesario. Para recalentar las tortitas, se pueden colocar en un horno precalentado a baja temperatura o calentarlas suavemente en una sartén antiadherente. Esto ayudará a mantener su textura y evitará que se sequen. También se podría dar un toque muy suave de microondas.
En cuanto a los acompañamientos, siempre está bien que haya cerca unas frutas frescas como rodajas de plátano, fresas, arándanos o mango. A todo el mundo le gusta también un chorrito de sirope de arce o miel y también el clásico caramelo. También una gran opción es la crema de frutos secos como la crema de avellana o crema de cacahuete.
Si se buscan más opciones de merienda sin huevo ni lactosa, existen numerosas alternativas deliciosas como unos muffins veganos que se pueden hacer de diferentes sabores, como plátano y nueces, zanahoria o arándanos. También galletas sin huevo ni lactosa como las galletas de avena y pasas hasta las clásicas galletas de chocolate, pero sin leche ni huevo. Por último, siempre podremos recurrir a los smoothies y batidos elaborados con frutas, leches vegetales y otros ingredientes saludables. Estos pueden ser una excelente manera de obtener una dosis de vitaminas y minerales.
Así se preparan estas tortitas sin huevo ni lactosa
Ingredientes
- Harina de trigo, 125 g
- Polvo de hornear (levadura química), 15 g
- Sal, 2 g
- Azúcar, 20 g
- Aceite de oliva o de coco, 25 g
- Bebida de soja o de almendras o de avena, 230 ml
Paso 1
Tamizar la harina y mezclar los ingredientes secos
Paso 2
Añadir los ingredientes húmedos y mezclar todo
Paso 3
Cocinar las tortitas por un lado
Paso 4
Cocinar las tortitas por el otro lado
Paso 1
Mezclar en un bol los ingredientes secos, habiendo tamizado previamente la harina para que quede bien fina. Después, añadir los ingredientes húmedos y mezclar todo bien sin batir en exceso. Uno de los secretos de las tortitas es no pasarse con este batido de ingredientes para que que queden unas tortitas jugosas.
Paso 2
Calentar una plancha o sartén y añadir unas gotas de aceite, untándolo bien. Y cuando esté bien caliente, añadir una porción de masa de tortitas con la ayuda de una jarra o de un cucharón.
Paso 3
Dejar que se cocinen las tortitas a fuego suave y, cuando empiecen a salir burbujas, dar la vuelta para que se cocinen por el otro lado medio minuto más. Retirar las tortitas e ir haciendo un montón. Servirlas tal cual o acompañarlas con lo que uno desee.