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Hacer salsa teriyaki casera es muy fácil. ¿Quién no ha comido u oído hablar alguna vez del famoso pollo teriyaki? Pues le debe su nombre a la salsa dulzona con base de soja que lo baña. Me gusta hacer este tipo de salsas de forma casera porque las que se compran de bote, normalmente, tienen muchísimas guarrerías y están subidas de sal y/o azúcar. Más si es tan rápida de preparar como esta; el único misterio es que la salsa coja la consistencia deseada y le demos el punto de sabor que más nos guste. Por supuesto, podremos envasar nuestra salsa o guardarla en botellas y dura muchísimo tiempo en la nevera.
La salsa teriyaki es fenomenal tanto para el pollo teriyaki como para terminar de saltear unos fideos con verduras, también para glasear salmón o bacalao o para hacer cualquier tipo de salteado. Incluso para hacer una coliflor asada terminada con salsa teriyaki.
El objetivo es lograr una salsa oscura, densa y con la mezcla del dulce y el salado en ella; tiene que tener mucho umami. Para mí, imprescindibles el ajo y el jengibre y, si quisiéramos, podríamos añadir un poco de mirin para aumentar ese punto ácido. Esta salsa está muy relacionada con la cocina japonesa a partir del siglo XVII y ellos la emplean generalmente para laquear la comida que asan en la parrilla. También podríamos utilizarla como salsa para marinar sin añadir la fécula de maíz, sin espesarla, vamos.
Podemos dejar los trozos de ajo y de jengibre, como hago yo porque me gusta, o podríamos colar la salsa una vez infusionada en ellos para que quede su sabor pero no los trocitos. También podríamos incorporar unas gotas de aceite de sésamo que le dan un gusto muy especial. Normalmente, al utilizarla, empleo la salsa teriyaki justo al final de la receta porque al tener azúcar es muy sencillo que se queme si no tenemos mucho cuidado. Un salteado a tope de potencia pero muy rápido será más que suficiente.
Ejemplos del uso de esta salsa, además del mítico pollo o de los tallarines, podrían ser unas alitas de pollo fritas o asadas glaseadas, unos espaguetis rápidos con gambas y espárragos a los que les daremos el sabor final con la salsa, un salmón teriyaki asado con ensalada de algas muy fácil de hacer, unas suculentas albóndigas de bonito con salsa teriyaki o unos tallarines tipo udon con ternera, teriyaki y cacahuetes. Una opción fantástica es preparar unas costillas asadas, muy jugosas, y terminar lacándolas con la salsa teriyaki hasta que quede un poco quemadilla, para que esté de rechupetear.
Cómo hacer salsa teriyaki casera
Ingredientes
- Salsa de soja, 90 ml
- Agua, 250 ml
- Fécula de maíz, 2 cucharadas
- Jengibre picado, 1 cucharadita
- Diente de ajo, 1 ud
- Azúcar moreno, 4 cucharadas
- Melaza, 1 cucharadita
- Miel, 2 cucharaditas
Paso 1
PIcar el ajo y el jengibre
Paso 2
Poner todos los ingredientes al fuego
Paso 3
Mezclar la maicena con el agua
Paso 4
Añadir la maicena y espesar la salsa
Paso 1
Pelar el jengibre con la ayuda de una cuchara o de un cuchillo y picarlo muy finamente. Pelar también el diente de ajo y picarlo lo más pequeñito posible. Podríamos machacarlo con un triturador o incluso lograr su jugo con una licuadora.
Paso 2
Dejar en un vasito 4 cucharadas de agua y mezclar con la fécula de maíz.
Paso 3
Mezclar el agua con la salsa de soja, la miel, la melaza, el ajo picado, el jengibre picado y el azúcar moreno en el cacillo y arrancar un hervor suave.
Paso 4
Cuando empiece a hervir y el azúcar se haya disuelto por completo incorporar la mezcla de agua con fécula de maíz y remover muy bien con unas varillas hasta que empiece a espesar. Entonces, bajar el fuego y seguir removiendo hasta lograr la textura deseada. Si vemos que está demasiado espeso añadir un poco más de agua.
Paso 5
Si queremos, añadir un poco de mirin y también un poco de aceite de sésamo. Ahora será el momento de colar si no queremos encontrarnos con los trozos de ajo ni con los trozos de jengibre.