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Dicen que no hay verano sin amor y algo de razón tiene el dicho. El calor, las vacaciones, se sale más y aumentan las posibilidades de conocer gente y que… de repente, salte la chispa. Así que pensando en citas románticas veraniegas, me he acordado de esta macedonia que es un postre muy acertado para esas ocasiones y, en general, muy ligero y refrescante para cualquier caluroso día de verano.
Ingredientes
- 1 melón Galia de 1 kg o algo menos (también valdría un cantalupo)
- 1/4 de piña grande o 1/2 piña pequeña
- 1/2 mango maduro
- 2 melocotones pequeños
- 1 kiwi
- fresas y cerezas
- el zumo de una naranja
Admite casi cualquier fruta que os guste, aunque si lo queréis preparar con algo de antelación lo mejor es evitar aquéllas que se oxiden como la manzana o la pera. En cuanto al melón, he utilizado la variedad Galia, que si no la habéis probado nunca os animo a que lo hagáis, pues es una auténtica golosina.
Seguid leyendo si queréis aprender a preparar esta delicia :-).
Preparación del melón relleno
- Exprimimos la naranja y ponemos el zumo en un bol.
- Partimos el melón en dos, retiramos las semillas, lo vaciamos con un “sacabolas” (también llamado cuchara parisien) y vamos dejando las bolitas en el bol con el zumo. Reservamos las cáscaras del melón para usarlas después como cuencos.
- Hacemos bolitas con la piña y con el mango y las dejamos también en el zumo.
- Deshuesamos algunas cerezas, utilizamos algún cortapastas para cortar las fresas, el kiwi y los melocotones y los mezclamos también con el zumo.
- Rellenamos las cáscaras vacías de melón con la macedonia y decoramos con unas brochetas que haremos ensartando en un palito los trozos de fruta que sobren. Podemos prepararlo con unas horas de antelación y dejar las mitades de melón rellenas en la nevera tapadas con papel film y las brochetas sobre un plato tapadas también con papel film.
Resultado
Dulce, refrescante, saludable, ligero, bajo en calorías y gracias a la citrulina presente en el melón, afrodisíaco. Vamos, el postre perfecto para una cena romántica y sin tener que cocinar, que lo único que hay que hacer es ponerle un poco de mimo a eso de cortar la fruta y casi casi está asegurada una noche inolvidable.
El toque de la brocheta, aparte de para aprovechar los trozos de fruta que no caben dentro del melón vacío, es un extra que hace que el postre sea aún más sensual.
Por supuesto, temas de ligoteo aparte, también es una forma muy divertida de que los más peques coman fruta.