Que sea verano, no quiere decir que algún día no se cuele una noche más fesca que las demás en las que en vez de una ensalada nos apetezca algo más calentito para que ese fresco no acabe siendo molesto.

Ingredientes

  • Lechuga romana, 1
  • Guisantes congelados, 1 vaso
  • Cebolla, 1/2
  • Calabacines, 3
  • Agua, 400 ml
  • Salvado de avena, 2 0 3 cucharadas (opcional)
  • Sal
  • Especias al gusto
  • Aceite de oliva virgen extra, 2 cucharadas
  • Semillas de sésamo negro, para decorar (opcional)

Y es fácil, prácticamente con los mismos ingredientes que nos haríamos una ensalada podemos prepararnos una crema de verduras ligera perfecta para comer caliente, templada o fría.

Preparación de la crema de verduras ligera para verano

01: Cocer las verduras

Lavamos la lechuga, la cortamos groseramente con las manos y la ponemos en una olla mediana, añadimos los guisantes y la cebolla y los calabacines pelados y cortados en trozos grandes. Cubrimos con el agua, tapamos la olla, llevamos a ebullición y, cuando el agua hierva bajamos el fuego y dejamos cocinar a fuego lento durante unos 20-25 minutos hasta que las verduras estén muy tiernas.

02: Triturar las verduras

Cuando las verduras estén tiernas, las dejamos reposar en la misma olla y sin retirar el agua durante unos 10 minutos para que no quemen pero tampoco estén frías. Trituramos con la batidora de brazo y, si queremos que la crema esté más densa, añadimos alguna cucharada de salvado de avena. A continuación, añadimos sal al gusto. Si se desea se puede añadir también alguna otra especia como un toque de pimienta recién molida, o una pizca de nuez moscada o un toque de eneldo que a las cremas de calabacín les va fenomenal.

Finalmente, cuando ya tengamos la crema sazonada a nuestro gusto, añadimos un par de cucharadas de aceite de oliva virgen extra de buena calidad, y continuamos batiendo hasta que se emulsione completamente.

03: Servir la crema de verduras de verano

En el momento de servir la crema de verduras ligera podemos añadir algunas semillas de sésamo tostadas que darán un toque crujiente sin tener que recurrir a otros toppings más calóricos como los croutones o los crujientes de jamón, lomo, bacon y demás. Si queréis añadir alguna proteína, aparte de la que aportan los guisantes, le va bien un huevo duro picado por encima.

Resultado

A aquellos que os sorprenda eso de cocer la lechuga os diré que resulta más fácil de digerir que la lechuga cruda sobre todo si se consume por la noche. Lo mismo pasa con la cebolla. Además, con un poco de suerte los más pequeños prefieren esta versión a la ensalada tradicional y se la comen sin rechistar.

Si le añadimos un huevo cocido o un poco de pechuga de pollo – cuando haya sobrado de un asado, por ejemplo – picados por encima a modo de topping, tendremos un plato muy equilibrado y cargado de nutrientes. Si no, siempre puede acompañarse de un yogur natural o una tarrina pequeña de queso frescos como postre siempre y cuando no sean azucarados.

Independientemente de las temperaturas, la receta también es buena idea cuando nos juntamos con una cantidad importante de lechugas y calabacines, algo que es bastante frecuente en verano,  pues nos servirá para darles salida o incluso para congelar algunas raciones que nos vendrán de cine en los últimos días de verano cuando el calor empiece a despedirse.