Aunque comúnmente se suele pensar que si no sufrimos ni sobrepeso ni obesidad no debemos preocuparnos por la dieta, supuestamente porque el riesgo cardiovascular es bajo solo por no sufrir kilos de más, la realidad es otra muy diferente. De hecho, es un tremendo error pensar que “por estar delgado no es necesario comer sano“, pues consumir alimentos ricos en grasa no está libre de riesgo.
Es más. También es algo muy común escuchar a gente delgada decir, o que sus amistades le digan: “qué bien, puedes comer lo que quieras sin engordar“. Pues sí, seguramente por temas estéticos y de peso es genial, pero a nivel de salud las cosas no pintan nada bien. Así lo asegura una nueva investigación publicada en el Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics, en la cual se afirma que el consumo excesivo de alimentos ricos en grasa tales como hamburguesas, pizza, o cualquier tipo de comida rápida que se os pueda ocurrir, puede contribuir a aumentar el riesgo de sufrir cáncer, independientemente del índice de masa corporal o IMC.
Alimentos ricos en grasa y cáncer
Según este trabajo, a cargo de Cynthia A. Thompson y sus colegas, el consumo de alimentos ricos en grasa se asociaría a un aumento del riesgo de sufrir cáncer de hasta un 10%, al menos en mujeres posmenopáusicas con un peso normal. Según Thompson, esto sugeriría que el control del peso no sería suficiente para protegerse de los riesgos asociados comúnmente a la obesidad, pues el consumo de los alimentos incorrectos, a pesar de ser delgado, también tendría sus riesgos.
Asimismo, los investigadores aprovechan para recordar en un comunicado que el consumo de alimentos ricos en grasa, también denominados alimentos de alta densidad energética, son un factor de riesgo modificable para reducir el riesgo de cáncer. En otras palabras, sabiendo que tienen sus riesgos, lo que debemos hacer es o bien evitarlos o bien consumirlos lo mínimo posible.
Actualmente, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, hasta el 3,5% de los nuevos casos de cáncer en hombres y hasta el 9,5% de los nuevos cánceres en mujeres se deberían al sobrepeso u obesidad durante el pasado año 2012. Por otro lado, estos porcentajes variarían según el tipo de cáncer: hasta el 54% de los cánceres de vesícula biliar en mujeres se habrían asociado al sobrepeso u obesidad.
Por qué la obesidad aumenta el riesgo de cáncer
Aunque son muchos los estudios que han relacionado el sobrepeso y la obesidad con el cáncer, la verdad es que actualmente no se sabe por qué existe tal relación. La hipótesis actual es que la obesidad genera un estado de inflamación crónica, lo que alteraría la producción de ciertas hormonas, y en consecuencia aumentaría el riesgo de cáncer.
Aún así, las nuevas investigaciones continúan relacionando estos estados de peso con el cáncer, y ahora este nuevo trabajo también apunta de forma directa a los alimentos ricos en grasa como parte del problema.
Para llegar a tal conclusión, se usaron datos de 90.000 mujeres posmenopáusicas, incluyendo su dieta y cualquier diagnóstico de cáncer. Según los resultados, el exceso de peso por si solo podría no ser el único responsable del aumento del riesgo de cáncer, pero los alimentos consumidos sí tendrían algo que ver: de la misma forma que los alimentos de alta densidad energética (como los alimentos ricos en grasa) aumentan el riesgo de sobrepeso y obesidad, también aumentarían el riesgo de sufrir cáncer, colaborando en la alteración del metabolismo.
Finalmente, cabe destacar que este estudio tiene algunas limitaciones a tener en cuenta: tan solo se habla de mujeres posmenopáusicas, lo cual limita el estudio de muchas formas. No se ha podido valorar diferencias de género, ni diferencias de edad, entre otros muchos factores. No se puede afirmar que los alimentos ricos en grasa ayuden a poseer un peso saludable, ni mucho menos, pero este estudio no sería suficiente para alzar la voz de alarma como para acusarlos del aumento de riesgo de cáncer en la población general.
Aunque, eso sí, se trata de un estudio a tener en cuenta como base para futuras investigaciones, y sobre todo para establecer un mejor control dietético en mujeres posmenopáusicas.
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