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Estos macarrones napolitanos con salsa de anacardos y remolacha se convertirán en uno de aquellos platos estrella que haréis para las visitas. Y es que, aparte de un sabor arrebatador y una combinación de ingredientes un tanto peculiar, es un plato muy vistoso y sorprendente.
Ingredientes para preparar los macarrones napolitanos con salsa de anacardos y remolacha
- Macarrones napolitanos, 250 g
- Anacardos crudos, 150 g
- Remolacha cocida, 100 g
- Ajo, 1 diente
- Orégano, 1 c
- Sal
- Pimienta
- Agua, 250 ml
Yo he utilizado este tipo de pasta, que es una de las muchas variaciones de los macarrones, con forma de cilindro y con estrías. La pasta con estrías es más adecuada para salsas densas ya que permiten una mejor adherencia de la salsa a la pasta.
Preparación de los macarrones napolitanos con salsa de anacardos y remolacha
01: Remojar los anacardos
En un bol ponemos los anacardos y los cubrimos con agua. Deben estar en remojo unas 12 horas por varios motivos; uno de ellos es que la salsa nos quedará mucho más untuosa y otro, que así los digeriremos mejor.
Lo que yo hago es dejarlos en remojo por la noche y por la mañana los tengo listos para usar.
Si no tenéis tiempo, o se os antoja de golpe hacer la receta, solo tenéis que remojarlos 10 minutos en agua bien caliente y los tendréis listos. Aunque no queda exactamente igual es una buena solución de emergencia.
02: Cocer la remolacha
El primer paso es lavarlas bien bajo el grifo, frotándolas suavemente para quitar toda la tierra y con mucho cuidado de no rasgar la piel.
Una vez limpias, les cortamos un poco el tallo, lo justo para que nos quepan en el cazo -así conservaremos mejor el color púrpura de la remolacha al cocinarlas-, las ponemos dentro y las cubrimos con agua. La remolacha se cuece con la piel, ¡no las peléis!.
Ponemos el cazo con el agua y la remolacha a cocer, lo pondremos a fuego medio-alto, tardarán unos 15-20 minutos en cocinarse. Sabremos que están al punto cuando pinchándolas con un cuchillo estén tiernas, la textura es parecida a la de las patatas.
Dejamos las remolachas enfriar y ya las tendremos listas para usar.
Yo acostumbro a cocer remolacha de más para tener en la nevera y aprovecharla para otras preparaciones. En la nevera aguantan una semana pero si no las vais a utilizar las podéis congelar ya cortadas y dentro de una bolsa de congelación.
* Si nos queremos ahorrar este paso, podemos comprar la remolacha ya cocida pero debemos tener en cuenta que la mayoría de conservas llevan azúcar añadido.
03: Cocción de la pasta
Ponemos una olla con abundante agua a hervir (de media, 1 l por cada 100 g de pasta), le ponemos la tapa para que el agua hierva en menos tiempo y añadimos sal cuando el agua esté ya hirviendo (la sal retrasa la ebullición).
Echamos la pasta en el agua hirviendo y la cocemos según las instrucciones del fabricante, en este caso 11 minutos. Removemos los dos primeros minutos para que nos quede la pasta bien cocida y no se nos pegue.
Si paramos el fuego un par de minutos antes y dejamos la tapa puesta la pasta se seguirá cociendo. Transcurrido ese tiempo, escurrimos y reservamos.
Yo he utilizado macarrones napolitanos pero podéis usar la pasta que más os guste, aunque os recomiendo que sea pasta de sémola de grano duro de calidad.
*Vamos a aprovechar que la pasta se está cociendo para preparar la salsa de anacardos y remolacha.
04: Preparación de los ingredientes para la salsa de anacardos y remolacha
Lo primero que debemos hacer es escurrir los anarcados que teníamos en remojo; tiramos el agua y los enjuagamos bien con agua fría bajo el grifo.
A continuación, troceamos la remolacha cocida ya fría y pelamos el ajo.
Preparamos el orégano, la sal, la pimienta y el agua.
05: Preparación de la salsa de anacardos y remolacha
Disponemos en el vaso de la batidora los anacardos escurridos, la remolacha cocida cortada a trocitos, el ajo crudo pelado, el orégano, la sal y la pimienta.
Añadimos el vaso de agua y batimos bien hasta adquirir una consistencia bien cremosa. Debe quedar bien batido y sin grumos.
06: Servir y disfrutar
Con la pasta todavía caliente añadimos la salsa de anacardos y remolacha, lo mezclamos muy bien con movimientos envolventes y disfrutamos de ese sonido mantecoso que se produce al mezclar esta salsa tan cremosa con la pasta al dente…
Aunque yo recomiendo que os lo comáis recién hecho, esta salsa de anacardos y remolacha está muy rica fría y, guardándola en un recipiente cerrado, os aguanta perfectamente unos 4-5 días en la nevera sin ningún problema. Si os vais a comer la pasta al día siguiente, os recomiendo que mezcléis la salsa con los macarrones ya fríos.
Esta salsa es muy versátil y os puede servir para acompañar unas verduras a la plancha, como aliño de una ensalada o como complemento de un arroz hervido.
Veréis que la pasta enseguida se tiñe de color púrpura, ¡precioso!
Resultado final
El resultado final es muy sorprendente; una explosión de sabor con muy pocos ingredientes. Además, debemos tener en cuenta el aporte nutricional de la receta.
La remolacha es rica en vitaminas del grupo B, ácido fólico y hierro por lo que tiene unos efectos positivos sobre nuestro organismo al contener antioxidantes que nos ayudan a prevenir el envejecimiento y el riesgo cardiovascular.
El anacardo es un fruto seco rico en vitaminas, minerales y ácido linoleico (omega-6) por lo que nos aporta grasas saludables. Son también cardiosaludables y nos ayudan a reducir el colesterol gracias al omega-6.
El motivo de remojar los anacardos se debe a que los frutos secos remojados son más ricos nutricionalmente. Los frutos secos tienen una gran cantidad de ácido fítico que impide a nuestro cuerpo absorber algunos minerales, cuando los ponemos en remojo conseguimos que una parte del ácido fítico pase al agua y que la otra se transforme dejando libres a los minerales y vitaminas para que podamos aprovecharlos. Pero tranquilo, si no tienes tiempo para remojos, el ácido fítico ni es tóxico ni va a dificultar la absorción de nutrientes en las comidas posteriores, a no ser que lleves una dieta en la que consumas muchos alimentos ricos en ácido fítico, como es el caso de la dieta vegana, en cuyo caso sí es aconsejable el remojo. Eso sí, el hecho de remojarlos también hace que nos sean más fáciles de digerir y que la salsa quede más untuosa.
Os animo a probar esta receta, ¡me juego una cena a que no os dejará indiferentes!