Dieta cetogénica: qué es y por qué funciona contra la epilepsia
La Dieta Cetogénica, muy de moda en la actualidad, hace más de 100 años que se usa como tratamiento de la epilepsia. Ahora sabemos por qué funciona.
3 junio, 2018 20:59Noticias relacionadas
Durante los últimos años se ha producido un boom en la variedad de dietas de moda saludables, para bien, dado que la misma forma de alimentación por muy saludable que sea no siempre funciona igual de bien en todo el mundo. Entre estas dietas sigue destacando la famosa Dieta Mediterránea, que junto a la Dieta DASH siguen siendo las ganadoras en el ranking de la Universidad de Harvard. Por otro lado, está la Dieta Paleo, de la cual hablamos en su momento en cocinillas, las dietas bajas en carbohidratos o low carb, y un escalón más allá esta la Dieta Cetogénica, de la cual hablamos hoy.
La diferencia entre las dietas bajas en carbohidratos y la Dieta Cetogénica es que las primeras, a nivel de porcentajes, implican un consumo de hidratos menor al 40-45% de la ingesta calórica total, mientras que en la Dieta Cetogénica la ingesta de hidratos se disminuye aún más, llegando al punto de no comer más de 50-60 g de hidratos al día con el objetivo de que el organismo entre en cetosis y produzca los denominados cuerpos cetónicos. Aunque inicialmente puede ser complicado adaptarse, una de las grandes bondades de la Dieta Cetogénica es su beneficio contra la epilepsia, y un reciente estudio sugiere que el secreto estaría en las bacterias intestinales.
Dieta Cetogénica: Qué es y cómo se hace
Como ya hemos comentado, una Dieta Cetogénica no es más que aquel tipo de alimentación donde la ingesta de hidratos no supera los 50-60 g por día, una cantidad de hidratos lo suficientemente baja como para que el organismo entre en cetosis. Aunque anteriormente se pensaba que el sistema nervioso central solo puede alimentarse única y exclusivamente de azúcar (glucosa), estos es una verdad a medias. Sí es cierto que el cerebro y el resto del sistema nervioso no puede alimentarse directamente de grasas, pero tras el paso de 2-4 días de ayuno, o bien de dieta muy baja en hidratos como la Dieta Cetogénica, el sistema nervioso sí permite el paso de cuerpos cetónicos mediante un proceso denominado cetogénesis, el cual se produce en el hígado.
En este tipo de dieta, si el objetivo es perder peso, se busca no consumir más de 0.2-0.5 g/kg/día de hidratos, mientras que el consumo de grasas no está restringido. En el caso de usar la dieta para otros objetivos, como mejorar los síntomas de la epilepsia, en fases iniciales una Dieta Cetogénica será más restrictiva si cabe, reduciendo el consumo de hidratos a 20 g al día o menos; posteriormente se usará una fórmula 4:1, donde por cada 4 gramos de grasa se consumirá 1 gramo de hidratos y proteínas sumados.
Finalmente, lo que se consigue es que alrededor del 80% de las calorías de todo un día provengan de la grasa (de fuentes frescas, por supuesto, siempre evitando procesados y ultraprocesados). Posteriormente se calculan las proteínas, que deberían ser alrededor de 1 g/kg/día (un poco más que las recomendaciones habituales de la OMS), y el resto se destinará a hidratos.
Como ejemplo de Dietas Cetogénicas más conocidas, está la Dieta Atkins, la cual es una variedad donde se produce una mayor proporción de proteínas que en una Dieta Cetogénica estándar, pero el nivel de hidratos está disminuido de una forma similar a estas.
Efectos adversos de la Dieta Cetogénica
Si bien las Dietas Cetogénicas han demostrado producir una mayor pérdida de peso comparadas con otras, incluyendo una mayor reducción de la grasa visceral, e incluso han demostrado alargar la vida, no están faltas de efectos secundarios a corto y largo plazo.
A corto plazo, los síntomas más típicos que se producen durante la adaptación a la Dieta Cetogénica son dolores de cabeza, mal aliento, sensación de debilidad, fatiga e incluso calambres musculares y estreñimiento.
A largo plazo, las Dietas Cetogénicas han demostrado poder provocar déficits de vitaminas y minerales, trastornos gastrointestinales e incluso arritmias cardíacas. Por otro lado, algunos trabajos aseguran que mantener este tipo de dieta a largo plazo puede provocar alteraciones del humor, aunque algunos trabajos discrepan al respecto. Por otro lado, aunque recientes estudios aseguran que no existe afectación del rendimiento físico, estudios anteriores sí afirman que una Dieta Cetogénica disminuye el rendimiento deportivo y produciría mayor sensación de fatiga.
Finalmente, actualmente y con los datos disponibles hasta el momento, no está recomendado que los individuos con enfermedades renales ni las mujeres embarazadas lleven a cabo este tipo de dieta, dado que en individuos sanos no parece producirse una afectación renal, pero en pacientes que ya sufren previamente una enfermedad en estos órganos sí pueden empeorar la situación. Por su lado, durante el embarazo, se aconseja consumir al menos 175 g de hidratos de carbono diarios para asegurar el buen desarrollo neurológico y el crecimiento general del feto.
Por qué la Dieta Cetogénica funciona en la epilepsia
En cuanto a uno de los beneficios másestudiados de la Dieta Cetogénica, el tratamiento de la epilepsia, un reciente trabajo publicado en la revista Cell a cargo de Elaine Hsiao y sus colegas de la Universidad de California en los Ángeles (UCLA), afirma que el secreto estaría en las bacterias intestinales.
En este caso, el estudio se realizó en ratones, en los cuales se descubrió que una Dieta Cetogénica altera las bacterias intestinales. De hecho, si se eliminan por completo las bacterias intestinales de los roedores este tipo de dieta sería inútil para prevenir las convulsiones. Y, en contraposición, al trasplantar las bacterias intestinales de los ratones sometidos a una Dieta Cetogénica a otros ratones, estos últimos obtenían protección contra las convulsiones.
En el trabajo se alimentó a ratones con una Dieta Cetogénica en varios grupos de ratones, demostrando que dicha dieta produce cambios en su microbioma intestinal en solo cuatro días, logrando reducir las convulsiones de la epilepsia en comparación a una dieta no cetogénica. Concretamente, en el estudio se descubrió que esta dieta aumentaba el número de dos tipos de bacterias: Akkermansia muciniphila y Parabacteroides. Y, si dichas bacterias se administraban en combinación a ratones sin microbioma intestinal, también se lograma un efecto anticonvulsivo.
Los investigadores sugieren que en futuras investigaciones deberían analizarse estos dos grupos de bacterias, dado que pueden ser una nueva vía de tratamiento contra las convulsiones en la epilepsia.