Potaje de garbanzos vegano con setas, receta de cuchara fácil y baja en grasa
Potaje de garbanzos vegano con setas o callos veganos, un guisote de legumbres sin grasas y muy fácil de hacer que no te dejará tumbado después de comer.
23 enero, 2019 15:33- Total: 1 h 35 min
- Comensales: 4
¿A quién no le apetece un buen plato de cuchara para combatir el frío? Si se os antoja una receta de toda la vida, nuestro potaje de garbanzos vegano con setas shiitake es ideal para todos los públicos. Se ha puesto tan de moda, que ahora corre por las redes a nombre de “callos veganos”.
La verdad es que visualmente parece un trampantojo, y donde debería ir casquería, hay deliciosas setas y patata cocida. ¿Te apetece un buen guisote vegano? Te explicamos cómo dominar el arte de la gastronomía vegana.
Ingredientes para hacer potaje de garbanzos vegano con setas
- Patata, 500 g
- Garbanzos, 200 g
- Setas shiitake, 150 g
- Col kale, 50 g
- Laurel, 2 hojas
- Pastilla de caldo de verduras, 1 (¡o caldo de verduras!)
- Diente de ajo, 1
- Cebolla, 1/2
- Tomate, 1/2
- Comino, 1 cucharada
- Pimentón dulce, 1 cucharada
- Cúrcuma, 1 cucharadita
- Canela, 1 cucharadita
- Tomate concentrado, 1 cucharadita
- Salsa de carne de pimiento choricero, 1 cucharadita
- Aceite de oliva, una cucharadita
- Sal, al gusto
- Popurrí de pimientas, al gusto
- Agua
Cómo preparar potaje de garbanzos vegano con setas
01: Preparar los ingredientes
Comenzamos poniendo los garbanzos a remojo de víspera. Nosotros lo hemos dejado 12 horas.
Seguidamente, pelamos y picamos las cebollas en brunoise. Lavamos, pelamos y chascamos las patatas. Limpiamos bien las setas shiitake con un trapo húmedo y las cortamos en tiras. Pelamos y picamos el diente de ajo. Por último, pelamos y troceamos el tomate.
02: Hervir el potaje
En una olla o cazuela grande, agregamos todos los ingredientes. Sin sofrito, ni pochado ni nada: receta superfácil. Como dicen en inglés: one pot recipe, un “tó p’adentro” que diríamos aquí. Vertemos la cebolla, la patata, las setas shitake, los garbanzos, la col kale, el diente de ajo y el tomate troceado.
A continuación, sazonamos bien. Incorporamos el comino, la cúrcuma, el pimentón, la canela, el popurrí de pimientas, las hojas de laurel, la sal, el tomate concentrado, la carne de pimiento choricero, una pastilla de caldo y el chorrito de aceite de oliva virgen extra. Si disponéis de caldo de verduras casero o ya preparado, muchísimo mejor. En lugar de agua, vertéis el caldo y os olvidáis de la pastilla.
Si no tenemos el caldo, cubrimos bien con agua y removemos. Lo dejamos a fuego alto hasta que rompa a hervir y luego aproximadamente hora y media más a fuego medio. Recordad que los tiempos son orientativos, ya que dependen del tipo de cocina que utilicéis, así como el tipo de garbanzo, las horas que ha estado en remojo y la dureza del agua empleada para el remojo y la cocción.
Una vez haya pasado este tiempo, nos aseguramos que los garbanzos estén tiernos. La salsa debe haber reducido bastante hasta formar una consistencia cremosa. Si queréis que el caldo quede todavía menos líquido y que los garbanzos no se os terminen desintegrando al calor, podéis separar medio vaso de caldo en un vaso, disolver ahí una cucharadita de fécula de maíz y añadir esa mezcla de nuevo a la olla para que espese el caldo.
03: Servir
Notas
Los garbanzos son una de mis legumbres predilectas. Me fascina su versatilidad a la hora de cocinarlos, su textura y su sabor tan característico. No solo se pueden emplear de mil maneras distintas, sino que también contienen innumerables beneficios para la salud cardiovascular. Desde el punto de vista nutricional, llaman mucho la atención por su alta cantidad de fibra.
Casi todos los hábitos alimenticios saludables recomiendan comer legumbres al menos dos veces por semana. Muchas veces, o al menos a mí me pasa, se asocia un potaje de garbanzos a algo bastante pesado. Ese plato de cuchara como antesala a una siesta de 3 horas. Esta receta, al no llevar sofritos ni grasas saturadas te permite hacer vida más allá de la comida. ¡Milagro!
Fijaos bien en los colores del guiso, en la vida que cobra el propio plato, en lo alucinante que es que no lleve ninguna grasa animal. Si quieres moderar tu peso o vigilar el consumo de carne durante un tiempo o si eres vegano o vegetariano por filosofía o hábito doméstico, este guiso es indispensable en el repertorio de platos de cuchara. Etiquétanos en Instagram y transmite los secretos de tus potajes y guisotes veganos: ¿cómo los cocinas tú y qué variedades nos recomiendas?