La crema de cebolla caramelizada - triturar una sopa de cebolla clásica, vamos, - es toda una delicia. Se tritura de maravilla y queda suavísima y tiene toda la potencia de la sopa de cebolla, pero con mucha cremosidad.

Luego se termina exactamente igual, pero permitiéndonos la licencia de utilizar un pan de masa de cruasán, tipo hojaldrado, en lugar de un pan más compacto. Por supuesto, luego por encima queso gruyere rallado y además el toque tan particular del tomillo limonero que aporta muchísimo en esta receta. Porque contrasta el dulzor de la cebolla caramelizada. 

Hay muchos tipos de sopa de cebolla, como la sopa de cebolla gratinada que incorpora ajo y nata o también una forma facilísima para hacer sopa de cebolla rápida utilizando ya cebolla caramelizada. No es lo mismo, claro, está, pero hace el apaño. Lo rollo de esta receta es el tiempo que tarda en hacerse la cebolla caramelizada, pero si nos sobra podremos hacer con ella otro tipo de recetas como el paté de cebolla caramelizada o la pissaladière con cebolla caramelizada o anchoas

Receta de crema de cebolla

Crema de sopa de cebolla Clara Villalón

Ingredientes

  • Cebolla blanca, 1.5 kg
  • Mantequilla, 100 g
  • Aceite de oliva suave, 2 cucharadas
  • Azúcar, 1 cucharaditaº
  • Sal, c/s
  • Vino oloroso, 100 ml
  • Caldo de pollo con jamón, 2 litros
  • Harina de trigo, 2 cucharadas
  • Laurel, 1 hoja
  • Pimienta negra molida, abundante
  • Pan de cruasán, 6 porciones
  • Queso gruyere, 120 g
  • Tomillo limón, al gusto
  • Cebolla frita, para terminar

Paso 1

Caramelizar la cebolla

Paso 2

Ligar con la harina y añadir el vino y el caldo

Paso 3

Triturar la crema

Paso 4

Dorar el pan y gratinar el queso

Paso 1

Lo primero será caramelizar la cebolla. Para ello habrá que pelarla bien y luego cortarla en juliana fina, lo más fina posible.

Paso 2

En una olla, a mí me gustan las de hierro fundido, poner la cebolla en juliana con la mantequilla. Añadir también un poco de aceite de oliva suave, sal y el azúcar. Subir el fuego a tope y empezar a remover hasta que veamos que esté bien caliente. Entonces, bajar el fuego y tapar y dejar cocinar mucho tiempo. Casi unas dos horas. Habrá que ir levantando la tapa y remover de vez en cuando para que se pegue lo menos posible. Pero es probable que se pegue en el fondo. No pasa nada. Lo importantísimo es no rascar el fondo para no llevarnos la parte amarga del quemado a la sopa. 

Paso 3

Tras ese tiempo, agregar la harina y mezclar ligeramente con las varillas. Y ya cambiar esa mezcla a una olla limpia para que no nos arrastre el sabor del pegado. Cocinar la mezcla de la cebolla un par de minutos a fuego suave para que la harina se cueza y deje de dar sabor a crudo.

Paso 4

Agregar el vino y subir el fuego, dejar que evapore y entonces añadir el caldo. Ahora tendremos el fuego fuerte y esperaremos a que rompa a hervir removiendo para que no se quede nada pegado al fondo. Añadir entonces el tomillo limón, el laurel si tenemos, poner a punto de sal y también bien de pimienta negra. 

Paso 5

Cuando la sopa ya esté riquísima será el momento de triturarla muy bien con una batidora, nos vale una de brazo porque este triturado es sencillo.

Paso 6

Para terminar, dorar nuestro pan de cruasán en la sartén por ambas caras y luego rallar el queso gruyere por encima. Que quede generoso de queso para que haga buena capa. Cuando ya esté bien dorado por debajo llevar la sartén al horno, con el grill encendido únicamente, y dejar que se gratine. Otra opción para gratinar sería utilizar un soplete con cuidado de que no quememos el queso.

Paso 7

Servir la crema de cebolla en los recipientes individuales y terminar con la tostada con queso gratinado. Terminaremos también con un poco más de tomillo limón y también con cebolla frita crujiente que le dará un toque muy especial. A mí me gusta añadir más pimienta negra al final.