La crema de marisco es uno de los platos que muchos tienen en su Top 10 navideño particular. Su textura delicada y todo su sabor a mar hacen que, generalmente, se lleve halagos de parte de todos los comensales. Normalmente, se hace con mariscos como gambas y langostinos y crustáceos -almejas, suele ser lo habitual-, lo que puede elevar un poco su coste.

Pero para los que quieran salirse un poco del sota, caballo y rey de todos los años, o busquen opciones para preparar un menú con un presupuesto algo más ajustado, esta crema de mejillones es perfecta como sustituta: igual de rica y más barata.

Su elaboración es tremendamente sencilla y parte de un sofrito bien concentrado a partir de cebolla y tomate al que luego se agrega el caldo de haber cocinado los mejillones y un poco de patata que nos ayudará a dar consistencia y textura a la crema.

Los mejillones se incorporan justo al final, antes de triturar, y como cualquier crema el secreto más grande es añadir la cantidad de caldo de cocción suficiente para conseguir la densidad adecuada y triturar mucho tiempo hasta que quede muy fina. Si se queda demasiado densa sólo habrá que ir incorporando, poco a poco, más caldo hasta lograr el objetivo.

Los mejillones, ricos en hierro y muy nutritivos, son ideales para Navidad pues son económicos y nos permiten una variedad muy grande de recetas. Un clásico son los mejillones en escabeche, que son perfectos además para dejar hechos con antelación y sólo tener que servir en el momento de la degustación, pero también los mejillones tigre que nos acercan ya a una croqueta.

Se pueden servir también en fuentes grandes en el centro de la mesa, con su cáscara, y cubiertos de diferentes salsas: mejillones al curry, mejillones en salsa de mostaza y puerros o mejillones en salsa café de París serían alguno de sus ejemplos. Otra opción sería con un toque picante, haciendo unos mejillones con salsa puttanesca que nos llevarían directamente a Italia.

Si queremos algo más arriesgado, ¿quién se atreve con el ssäm de panceta y mejillones que hacen en StreetXO? Y si buscamos un plato principal contundente, perfecto para hacer con antelación y riquísimo, la opción de una lasaña de mejillones y espinacas es absolutamente perfecta. Gratinar en el momento de comer, ¡y listo! 

Cómo hacer crema de mejillones

Ingredientes

  • Mejillones, 1 kg
  • Cebolla, 1 ud
  • Tomates negros, 4 ud
  • Patata mediana, 1 ud
  • Aceite de oliva suave, 4 cucharadas
  • Sal, c/s
  • Cúrcuma, 1 cucharadita
  • Nata, 100 ml
  • Albahaca para decorar

Paso 1

Limpiar y abrir los mejillones

Paso 2

Preparar el pochado de cebolla y tomate

Paso 3

Añadir los mejillones y la crema

Paso 4

Triturar todo

Paso 1

Limpiar muy bien los mejillones. Para ello, con la ayuda de un cuchillo retiraremos con cuidado todas las barbas, tirando ligeramente de ellas.

Paso 2

Colocar un dedo de agua en una cacerola honda. Llevar a ebullición y añadir los mejillones en ese momento. Tapar, dejar 2 minutos y abrir para mirar si ya se han abierto todos. Si no lo han hecho, menear ligeramente la olla y dejar un minuto más. Tras este tiempo, apartar del fuego y dejar enfriar ligeramente.

Paso 3

Retirar los mejillones de sus conchas y guardar las carnes. Colar, por último, el caldo que haya quedado pues será el caldo con el que luego se hará la crema. Es importante colar por un colador muy fino ya que pueden quedar restos de tierra o conchitas.

Paso 4

Pelar la cebolla y picarla finamente. Lavar los tomates y cortarlos en cuadraditos. También se podrían emplear tomates pelados de lata, quedan muy bien para este tipo de pochados. Disponerlos en la olla con aceite de oliva y sal y cocinar hasta que queden muy tiernos, removiendo de vez en cuando. No queremos que cojan color, sólo que se queden tiernos.

Paso 5

En ese momento, añadir la patata que habremos pelado y cortado en trozos y cubrir con el caldo de mejillón. Añadir también la cúrcuma y cocinar a fuego suave durante 20 minutos o hasta que la patata esté tierna.

Paso 6

Añadir los mejillones, cocinar 2 minutos y triturar todo muy bien añadiendo la nata. Poner a punto de sal en el último momento. Servir con unas hojas de albahaca por encima.