Las verduras, por lo general, son el archienemigo de los más pequeños y mucha gente tiene el “no” en la boca a la hora de pedirlas en un restaurante o recibirlas en casa. Sin embargo, en parte, esto se debe a que muchas verduras están destinadas a acabar de la misma manera: cocidas, con un chorrito de aceite y muchas veces rehogadas. En algunas ocasiones, esto puede llegar a cansar al personal. La tendencia natural de cocer mucho los vegetales es algo que se ha hecho siempre, pero cada día que pasa, los gustos cambian y mucha gente las prefiere menos hechas y más duritas.

Las influencias gastronómicas del resto del mundo introducen nuevos ingredientes y formas de preparación que nos enseñan que, aunque sigamos conservando usos y costumbres de antaño, tradición y vanguardia nunca deberían estar reñidas. El pisto, las judías verdes con ajada o el cardo con almendras no deberían competir con salteados de verduras asiáticos o, por ejemplo, con la receta de aires italianos de hoy: polenta con verduras.

La polenta es una sémola de maíz tradicional de Italia muy utilizada para acompañar multitud de preparaciones y, en ocasiones, servir como plato principal. De hecho, ha sido una de las alternativas favoritas en época de escasez. Además, su ausencia de gluten la hace especialmente apta para todos los públicos (al fin y al cabo, ¿a quién no le gusta un puré de patatas o de polenta bien cremoso y lleno de sabor como guarnición para nuestros platos más preferidos?).

En España, la polenta puede encontrarse en multitud de supermercados precocida o cruda (en este caso requeriría una cocción previa de 25 minutos), por lo que no ha de ser un pretexto para convertirla en un fijo de nuestras alacenas. Importante saber que la polenta es una sémola de maíz que no se debe confundir ni con la fécula de maíz, ni con la harina de maíz panificable, ni con la harina de maíz precocida que se usa para hacer las arepas venezolanas y las tortillas de maíz mexicanas.

Una muy buena forma de comer verdura de una forma distinta, saludable y aprovechando los mejores productos de temporada, precisamente una de las ventajas de esta receta es que se puede reinterpretar con las verduras que cada uno tengamos en la nevera y que más boyantes estén en ese momento para conseguir su máximo sabor.

Cómo hacer polenta con verduras asadas

Ingredientes

Para la polenta

  • Sémola de maíz para polenta, 40 g
  • Leche entera, 300 ml
  • Mantequilla, 60 g
  • Queso parmesano rallado, 30 g
  • Sal, c/s

Para las verduras

  • Pimiento verde, 1/2 ud
  • Pimiento rojo, 1/2 ud
  • Remolacha cruda, 1 ud
  • Calabacín, 1/2 ud
  • Brócoli, 1/2 ud
  • Berenjena, 1/2 ud
  • Aceite de oliva virgen extra, 2 cucharadas
  • Pimentón de la vera ahumado, 1 cucharadita
  • Vinagre balsámico de Módena, 1 cucharada
  • Sal, c/s
  • Pimienta negra, al gusto
  • Cilantro fresco, unas hojas

Paso 1

Cortar todas las verduras y aliñarlas.

Paso 2

Hornear las verduras.

Paso 3

Preparar la polenta

Paso 4

Emplatar.

Paso 1

Cortar las verduras en trozos de bocado (con la remolacha previamente pelada). Trocear el pimiento y separar los ramilletes de brócoli y disponer todas ellas en una bandeja apta para horno. Aliñar con el aceite, el vinagre balsámico, el pimentón, pimienta y sal. Mezclar todo bien con una cuchara para que se impregnen todas las verduras de esos sabores.

Paso 2

Tapar la bandeja con papel de aluminio generando una especie de papillote y hornear, con el horno previamente precalentado, 20 minutos a 200 ºC. Destapar y hornear 10 minutos más. Las verduras tienen que quedar blandas, pero al dente, por lo que es importante ir comprobándolas para que estén en su punto, también se recomienda removerlas de vez en cuando. 

Paso 3

Mientras las verduras se hornean, preparar la polenta. Verter la leche y la mantequilla en un cazo, si queremos no utilizar nada animal podemos hacerlo con aceite de oliva también. Llevar a ebullición con cuidado porque rápidamente se nos saldría del cazo si lo descontrolamos y, cuando hierva, agregar la polenta. Remover e integrar todo con unas varillas hasta que espese. A fuego muy suave y con paciencia, queremos una polenta tierna, nada compacta, suave y sedosa.  Poner a punto de sal y pimienta. En el último momento incorporar el queso rallado también y remover muy bien. 

Paso 4

Para emplatar, colocar la polenta en la base del plato. Sobre ella, poner las verduras asadas y terminar con un poco de cilantro y semillas de sésamo o cualquier otra hierba que tengamos a mano. Podríamos incorporar por encima también unos puntitos de alioli para dar al conjunto un contrapunto especial aunque en realidad no es necesario. El secreto está en conseguir una polenta sedosa y un aliño de las verduras alegre que no las mate.