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La receta de hoy, hará a más de uno reconciliarse con las coles de Bruselas. Y es que estas, a pesar de ser altas en antioxidantes, con muy pocas calorías, y fuente de fibra y vitamina C, son estigmatizadas como un producto verde pestilente. Con ellas pueden prepararse recetas como la Ensalada César con coles de Bruselas y pollo frito, en la crema de garbanzos con coles de Bruselas crujientes o en la lubina al cava con una ensalada de coles de Bruselas que me fascina.
Lo único a tener en cuenta, fundamentalmente a la hora de consumirlas cocidas, es no pasarse con el tiempo de cocinado, pues además de potenciar su sabor amargo y quitarnos textura pudiendo quedar demasiado blandas, pierden esas valiosas vitaminas e incrementan las posibilidades de que saquen su tan temido olor.
Tremendamente versátiles, las coles de Bruselas pueden consumirse también salteadas, asadas al horno, grill e incluso en crudo, en ensalada, acompañadas de un buen aliño.
La mejor manera para empezar a consumirlas, sin miedo, es, previamente escaldadas para quitar su amargor, y preparándolas al horno, pues este hará que queden caramelizadas y crujientes por fuera contrastando con la suavidad de su interior. En este caso, además, les vamos a añadir algo de mantequilla, nata, queso y un extra de crujiente con pan rallado, para hacerlas aún más apetecibles si cabe.
Tienen la propiedad de ser bastante saciantes, pero vamos a terminar de redondear la receta de hoy haciéndola como posible plato único, incorporándole algo de proteína. Pescado en este caso. Unas migas de merluza de lata, sí, de lata. En España tenemos la suerte de tener una industria conservera de calidad, y hay que aprovecharla. Y como buscamos simplicidad, no hay nada más fácil que abrir una lata. Os aconsejo, además, hacer acopio de esta, pues la merluza al cocinarse en su propio recipiente, viene ya lista para su consumo y os puede sacar de cualquier apuro para arreglar una comida rápidamente.
Normalmente, las coles son de tamaño bocado, pero este puede variar si las compráis aún sujetas a su propio tallo. En este caso, y para homogeneizar el cocinado, cortaremos las más grandes y dejaremos las pequeñas como están. Igualmente se pueden adquirir ya sueltas y de buen tamaño así que nos será útil, para reducir su tiempo de cocción, cortarlas por la mitad o en cuartos.
Coles de Bruselas gratinadas
Ingredientes
- Coles de bruselas congeladas, 450 g
- Merluza en conserva, 1 lata
- Nata, 100 ml
- Mantequilla, 40 g
- Sal, c/s
- Pimienta negra molida, c/s
- Pan rallado con hierbas, 80 g
- Mantequilla derretida, 4 cucharadas
- Queso parmesano rallado, 80 g
Paso 1
Escaldar las coles y partirlas por la mitad
Paso 2
Asar las coles condimentadas y con la mantequilla
Paso 3
Añadir la nata y volver a asar.
Paso 4
Añadir la merluza y el pan rallado mezclado y gratinar.
Paso 1
Precalentar el horno a 220 ºC. Escaldar las coles de Bruselas en una olla con abundante agua y sal durante un par de minutos. Escurrir muy bien y cortar por la mitad.
Paso 2
Disponer las coles de Bruselas en una bandeja apta para el horno y disponer sobre ellas la mantequilla, la sal y la pimienta negra. Mezclar muy bien entre ellas y llevar al horno, hasta que empiecen a tomar un color oscuro y caramelizado. Unos 15 minutos.
Paso 3
Mientras que las coles están asándose, mezclar en un bol el pan rallado con la mantequilla derretida y la sal, añadir también el queso rallado y reservar.
Paso 4
Cuando las coles ya estén listas, añadir la nata por encima y agregar de nuevo un poco de sal. Volver a llevar al horno durante 5 minutos.
Paso 5
Tras esto, poner el gratinador en funcionamiento, agregar la mezcla del pan rallado y las migas de merluza por encima y gratinar hasta que esté dorado; unos 3 - 5 minutos. Mucho cuidado porque se puede quemar rápidamente. Lo mejor es poner la merluza por debajo del pan rallado para que no le de directamente el calor.